Selección de artículos, ensayos y documentales alternativos para quienes buscan la verdad más allá de la televisión y los medios de información oficiales!

El fín del "Fin de la Historia"

Consecuencias e impacto de los movimientos de indignación del 2011.

Moloch, o la sociedad industrializada en la poesía de Ginsberg

También la segunda parte de Aullido, poema de Moloch, narrado por Ginsberg para la BBC en 1964

El síndrome de Hecatón y la religión del capital

Extracto del libro "Política del Rebelde: Tratado de resistencia e insumisión" escrito por el filósofo Michael Onfray.

Cultura, por William Ospina

Los mandatarios sólo deberían hacer lo que les mandemos. Pero ellos saben bien que, para ponerlos en su sitio, nada nos hace tanta falta como la cultura que nos recortan.

11 Principios de la propaganda moderna.

Principio de la exagera­ción y desfigura­ción: Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave. Joseph Goebbels

sábado, 31 de agosto de 2013

Gran Boicot de apoyo al paro campesino: Más allá de las marchas


Gran Boicot de apoyo al paro campesino: Más allá de las marchas

Enlaces importantes:

Documento público de creación del pacto de consumo y generación de listas de corporaciones, marcas y productos amigables y no amigables con los campesinos:

La necesidad de acciones pacíficas y concretas como el Boycott: 
Es definitivo, el gobierno no está dispuesto a responder las exigencias de la ciudadanía y los campesinos. La fuerza pública está dividida entre hombres honestos intentando evitar la violencia y hombres violentos promoviendo los disturbios. Los ciudadanos, ante esta situación, se ven impotentes y creen que no hay horizonte después de las marchas.

Están equivocados: Es necesario y urgente que el apoyo ciudadano vaya más allá de las protestas en las calles y redes sociales, para que se transforme en acciones individuales y colectivas concretas, que golpeen el motor económico detrás del TLC y la ley 9.70: Las mega corporaciones que obtienen el beneficio absoluto y que han demostrado psicopatía y desprecio hacia el planeta tierra y la salud humana.

¿Qué es el Boycott de consumo?
El boycott es una medida pacífica, concreta, constante y que todos podemos realizar en nuestra vida diaria. Se basa en la elección responsable del consumo, apoyando mercados locales y golpeando la cartera de las grandes trans-nacionales que finalmente subsidian a los congresistas y políticos que han dejado comprometidos los recursos del país.

Pertenecer a este grupo implica entones, REALIZAR EL COMPROMISO PERSONAL, de iniciar un proceso de consumo responsable. Un proceso por el cual los ciudadanos y los campesinos vuelven también al trueque, al alquiler o al intercambio de bienes, saberes y servicios promoviendo el acceso y deteniendo el consumo descontrolado.

¿Cómo participar en el boicot y en la creación de un pacto de consumo solidario con el paro?

1. Puedo hacer parte de la red de investigación de corporaciones y productos que están sacando beneficio del TLC y que de paso, utilizan semillas "terminator" y tienen amplio historial de desprecio hacia el medio ambiente. "Monsanto" es un gran ejemplo, pero no es ni puede ser el único!

Para esto, diferentes personas pueden liderar listas, ejemplos: "Lista de alimentos que salen de mi canasta familiar. "Lista de alimentos que pueden sustituirlos". "Lista de corporaciones que están relacionadas con las semillas "Terminator". Si se te ocurren más listas, inclúyelas!!!

2. Puedo venir a este espacio compartir al grupo a compartir mis logros y experiencias para motivar a otros: ¿Qué productos has abandonado o cuales nuevos productos sostenibles recomiendas?. ¿Cómo y dónde puedo encontrar una lista de mercados locales amigables que favorezcan al campesino?

3. Difundir e invitar a tus amigos a hacer parte de este pacto simbólico que tiene verdaderos efectos en el mundo. Puedes participar del siguiente documento público y dar tus ideas sobre, cuales deberían ser los pactos de consumo ético y de beneficio a la economía local. Allí ya se están organizando ideas de varias personas!


https://docs.google.com/document/d/1HQXJaa_ocraOTWV3ZcWQvFopywUqtm5bj2ZHOZ1P_d8/edit


BOICOT No. 1: MONSANTO Y SUS ALIADOS


Este es un evento virtual y simbólico que representa el día en que terminaremos nuestra relación personal con Monsanto. Es el fin de una relación invisible pero poderosa, que le ha permitido a esta corporación financiar y apoyar tratados de libre comercio, no sólo en Colombia, sino en varios lugares del mundo, representando una reconocida amenaza contra el medio ambiente y los seres humanos.

Tenemos 14 días para preparar esta celebración, revisando nuestra canasta familiar, investigando y uniendo entre todos las listas de productos y marcas afiliadas a la gran red de Monsanto. 

La única herramienta que necesitamos es nuestra elección personal consciente!

Dirección del evento para ver y compartir listas de productos...



Los Nuevos Templos y sus correspondientes ritos


La modernidad que abandonó la misa del mediodía por la ansiedad por el estatus en el centro comercial, ignora que vive una vida conducida por motivaciones ajenas que gobiernan su voluntad. El Dios Dinero ha permitido la creación de nuevos templos de adoración e intento de asimilación y/o eliminación de ritos antiguos.

Estos son los ritos por los que viven las sociedades que creen que los ritos son parafernalias del cine y lo que vagamente comprenden como esoterismo. El Centro Comercial, el templo.

En Colombia, donde tener carros parqueados en el garaje y llenar los cuartos de san alejo de antiguedades son señales de estatus, un estatus que ignoramos que en varios países que nos sirven de modelo cultural, son señales de desorganización. Acá, el artículo de Piedad Bonnett encaja con la fortaleza de su título y la historia de la proliferación masiva e irreversible de los centros comerciales.

La explicación la tengo curiosamente en mi antigua historia laboral... Los centros comerciales son excelentes inversiones para lavar activos e inclusive manejar grandes redes de testaferros, protegiendo y capitalizando así los dineros de los "nuevos" ricos.

Los nuevos templos
Por: Piedad Bonnett

La proliferación de centros comerciales pareciera una tendencia irreversible.

En sólo Bogotá hay más de 40, en el resto del país 206 y se anuncia que habrá inversiones futuras por US$2.233 millones, bien sea para ampliar o remodelar los ya existentes o para abrir otros, cerca de un centenar. A qué se debe este auge de los centros comerciales, de qué son indicio y cómo cambian la interacción social del ciudadano, creo que es algo que vale la pena preguntarnos.
Según los expertos, los centros comerciales surgen en la medida en que hay desvalorización del centro de las ciudades y una pérdida de funciones de los sitios que en otras épocas convocaban allí a la ciudadanía: la plaza pública, los grandes teatros y las instancias gubernamentales que se desplazan hacia lugares que se suponen más convenientes. Y también porque al extenderse las ciudades y al ser los sistemas de transporte deficientes, es lógico que el ciudadano busque desplazamientos cortos y comercio que esté relativamente cerca. Pero, sobre todo, como consecuencia de la inseguridad. En ciudades más seguras que las nuestras y con centros monumentales llenos de significación, como París o Berlín, el grueso del comercio está en las calles, y casi todos los centros comerciales se encuentra ubicados en la periferia. “Descuidamos tanto la calle que la simulación de la calle triunfa”, me dice el arquitecto Maurix Suárez, experto en el tema. Y dice bien: porque el centro comercial es finalmente escenografía, ciudad ficticia que replica modelos de vida de las élites y crea una ilusión de interacción ciudadana que en realidad no existe. Todo allí es impersonal. Lo contrario al vecindario, al barrio, lugares que en sociedades sanas propician el encuentro, el diálogo y la solidaridad.
En Colombia, extrañamente, el centro comercial da estatus. Allí se va no solamente a ver y ser visto, sino a exhibir lo que exige el capitalismo rampante: capacidad de compra. Aunque ésta también sea puro simulacro. Con matices interesantes, que no podemos desconocer: además de la homogeneización que en ellos se ve, producto de la globalización, el centro comercial pareciera ser un espacio democrático, que pone todo al alcance de todos. Otra ficción.
Una sociedad con miedo se apertrecha. Sus élites se encierran: en el club, en el conjunto cerrado, en el edificio con un guarda en la puerta. Y el centro comercial es, finalmente, eso: un lugar privado que simula ser público —recordemos que se reservan el derecho de admisión— donde, como le oí a un amigo, dejamos de ser ciudadanos para ser clientes, reales o en potencia. No quiero que se me malinterprete: los centros comerciales tienen todo el derecho a existir. Pero es triste ver cómo se instaura una cultura del manejo del tiempo de ocio y diversión que hace que las familias, los adolescentes, prefieran al parque, la plaza o la calle que bulle con sus realidades complejas, estos lugares que venden la idea de que consumir es la forma por excelencia de ser feliz.

jueves, 29 de agosto de 2013

La relevancia histórica del actual paro campesino en Colombia y las acciones ciudadanas de apoyo



 Los campesinos de Colombia alzan sus voces contra un gobierno y en general todo un Estado ineficiente que ha puesto en venta todos los recursos naturales del país para el beneficio exclusivo de una gran élite de políticos tradicionales y "nuevos ricos", quienes controlan además la mayor parte de las ramas del poder público y los medios de comunicación. Ahora, cuando el ataque se ha dirigido a la base misma de la producción agrícola, las semillas, se ha levantado con ferocidad un paro agrícola cuya fuerza ha logrado poco a poco liberarse de la polarización de los partidos políticos y sus correspondientes lugartenientes.

 La fuerza que ha venido tomando el paro a nivel nacional, apoyada por la importante documentación del film 9.70 de Victoria Solano, ha logrado superar la ira pasiva de las redes sociales y ha logrado que la ciudadanía, normalmente despectiva frente al campesino, esté saliendo a las calles a exigirle al gobierno para que reconozca la existencia de un grave problema con posibles consecuencias negativas en el corto plazo, dialogue con los campesinos y ejecute soluciones viables.

  La pasividad del ciudadano Colombiano ¿Conformismo o miedo?

 No es una gran revelación decir que el temor al Estado y la incapacidad para transformarlo y hacer parte de sus políticas, es una de las principales características de su población. Se equivocan quienes creen o fugazmente hablan del clásico "conformismo" del Colombiano, pues este cliché en nuestras conversaciones es una misma forma de encubrir la verdadera motivación para nuestra quietud: Tenemos miedo, y para nuestra vergüenza, hemos utilizado ese miedo para desprendernos de nuestra responsabilidad política y convertirnos en sujetos pasivos de todo lo que ocurre a nuestro alrededor. En Colombia hay una rica historia de levantamientos populares armados y pacíficos, así como una enorme lista de personajes que han levantado su voz y han denunciado las constantes faltas del Estado y su históricamente reconocida ineptitud para servirle a su población.

Para quienes no tengan en mente muchos de estos eventos de evidente ineptitud, tendrán suficiente con conocer apenas tres: El caso de Panamá (1863-1903), El Frente Nacional (1958-1974) y la apertura económica del país y la consecuente imposición unilateral del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos (1991- ....).

 En todos los casos y en todas las situaciones, artistas, periodistas, ciudadanos y campesinos han tenido un papel fundamental, aunque mitigado y sometido al olvido, por una violencia del Estado y las organizaciones criminales armadas sin precedentes y con amplias violaciones a todos los derechos reconocidos y todos pactos firmados a nivel constitucional y tratados a nivel internacional. En todos los casos, los medios de comunicación y la ausencia de estructuras educativas fuertes, han permitido que la voz de los campesinos y de los ciudadanos sea "politizada", se convierta en herramientas de los partidos políticos y las corrientes ideológicas europeas, generando divisiones destructivas entre "izquierda" y "derecha" y la constante persecución entre ellas.

El asesinato de tantos políticos que intentaron romper la brecha, líderes sindicales, líderes indígenas, profesores, estudiantes  e inclusive de figuras en la televisión como el enorme y crítico periodista Jaime Garzón, son muestras de un meticuloso plan colectivo de generación de temor y pasividad. Colombia no es una nación de conformistas sino de ciudadanos temerosos y mal encaminados en causas y discursos alienantes y ajenos.

 El Inicio del siglo XXI para este país ha tenido estas características: La política de generación de terror y miedo y la de callar al campesino, quien finalmente ha sido la principal víctima de toda la Historia Colombiana. La Independencia y la generación de la mal llamada "Democracia más antigua del continente", no han sido sino enormes sofismas para el campesino, excusas para su explotación, su desplazamiento y para el robo de los recursos de su producción propia. El Tratado de Libre Comercio puede considerarse como una estocada final, un punto máximo que compromete los recursos del país de una manera injusta e in-equitativa, y que más que beneficiar al gobierno Estadounidense, beneficia a la la enorme masa de corporaciones cuya hambre y psicopatía es fácil de observar pero difícil de detener.

El llamado "Neo-colonialismo" es mucho más sutil y tiene herramientas persuasivas muy poderosas a través del consumo. Los Colombianos han permitido que en la era de apertura económica que abrió Cesar Gaviria y que sus sucesores han continuado promoviendo, los placeres del consumo irresponsable y la adaptación mundana de prácticas de una cultura irresponsable como la del "sueño americano" se hicieran una realidad. Solo basta observar la televisión privada Colombiana que naturalmente acapara la mayor cantidad de atención del público, o los nuevos templos en la gran proliferación de centros comerciales en todo el país, para darse cuenta de que tan extranjeros son los Colombianos para su propio país, y que tan sometidos al miedo han estado, al parecer...... hasta ahora.

  ¿Por qué puede tener relevancia histórica el actual paro campesino?

 Porque si bien ha sido la ciudadanía la que ha permitido que el Estado comprometa sus recursos, en este momento el paro campesino ha roto las redes de desinformación de los medios tradicionales y desde las redes sociales hasta grupos de solidaridad y marcha ciudadana pacífica en ciudades como Bogotá, han logrado liberarse de la influencia y el abrazo de los dogmas políticos. Como completos ineptos hemos podido ver a los ex-presidentes gestores de este problema, manifestarse a favor del paro, mostrando altos niveles de cinismo y desprecio por el trasfondo de las protestas.

 El paro campesino en Colombia no es ni "liberal", "conservador", de "Izquierda o Derecha". En las calles y en las redes sociales se están encontrando ciudadanos que parecen recordar la relevancia de su campo y sus habitantes. Quizás con el temor de que sus verduras y sus frutas escaseen, o el temor de que se conformen nuevos grupos armados y la ciudad ya no sea tan segura, la ciudadanía, aquella máquina de consumo que ha permitido que leyes como la 9.70 entre otras erróneas legislaciones en el marco del TLC, está reconociendo la seriedad del problema y sus catastróficas consecuencias.

 Es temprano para decir cual será el resultado, pues finalmente hoy, 29 de Agosto, el país, las escuelas y las vías evidencian que el paro continuará y que el gobierno sigue pasivo - agresivo, utilizando el silencio mediático y la feroz fuerza de la policía y los escuadrones para mantenerse en su política de generación de temor. Es temprano inclusive para decir que el actual paro campesino va a generar un cambio en la política de venta de recursos naturales, pero, y es importante hacer énfasis en este positivo pero, hay una posibilidad abierta a que el miedo colectivo pierda su fuerza y se generen nuevas dinámicas pacíficas de cohesión social, libres de dogmas políticos, que puedan organizar acciones concretas que golpeen a las élites y las lleven a revisar la ley sobre semillas entre tantas otras leyes que amenazan a la población vulnerable del campo y su existencia misma.

  El Camino después de las Marchas

 Marchar pacíficamente es como reciclar, es el principio de un ciclo complejo de cambios en uno mismo y por lo tanto en el mundo. Sin embargo, son ejercicios que también pueden quedarse en el placer profano del ego y que pueden perder rápidamente trascendencia. Tiene que haber un horizonte superior para estas acciones iniciales, una motivación para vivir en el cambio, para generar acciones colectivas concretas y eficientes que puedan tener un impacto des-politizado y encausado hacia un eje: La soberanía alimentaria y la situación crítica del campo y sus habitantes. La única revolución eficiente y posible está en la de generar círculos de consumo y alimentación responsable, cultivos en casa, permacultura y apoyo a los mercados locales, hasta la organización colectiva de boycotts que realmente golpeen a los monstruos corporativos y lugartenientes que custodian leyes como la 9.70, y gestionan los intereses de los países que firmaron el tratado. Los Colombianos necesitan entender la relevancia histórica del actual para campesino.

Necesitan comprender que tienen en sus manos herramientas de difusión, pero sobre todo, acciones individuales de consumo responsable, que pueden luchar contra la injusta repartición de riqueza de su país y que puede beneficiar a las personas que les brindan sus principales alimentos. Para un país con la riqueza ambiental y la enorme biodiversidad que tiene, es un absoluto fracaso el permitir que sus semillas sean controladas y manipuladas por los intereses de multi-nacionales como Monsanto, ampliamente reconocidas por ser enemigas del medio ambiente y de la salud humana. Es un fracaso que las generaciones futuras nunca podrán perdonar.

  Acciones Concretas de la ciudadanía para colaborar 

1. La ley 9.70 hace parte de todo un grupo de leyes que sirven como estructura de funcionamiento del Tratado de Libre Comercio firmado con los Estados Unidos. Como todas las leyes y todos los tratados, según la legislación Colombiana, pueden ser demandados si no son convenientes para el pueblo, a quien teóricamente sirven las ramas del poder. Es necesario que del espíritu de las marchas y las redes sociales, se generen grupos de personas que conozcan las leyes Colombianas y en conjunto, elaboren peticiones y demandas que tengan un masivo respaldo popular. Si logran evitar "politizarse", pueden generan un impacto tan grande como aquel generado por la "séptima papeleta" en los años ochenta.

 2. El impacto de los Boycotts de consumo y las marchas con formación pedagógica es desconocido en Colombia, pues es un país que fácilmente puede caer en los dogmas políticos y en el interés de los mercados de armas o grupos armados en sí. Existen intereses internos que desean que el paro campesino se salga de las manos para justificar sus políticas de seguridad y retomar lo que llaman, la "mano dura". Acá es donde los ciudadanos pueden ayudarle al campesino, fortaleciendo el espíritu solidario de las marchas a través de actos simbólicos, que como se ha visto en el mundo, tienen más impacto que el vandalismo y el ataque físico a la policía. Quien marcha, y desconoce que la policía está esperando una excusa para ejercer su violencia legítima, es un gran ignorante.

Los actos simbólicos y pacíficos tienen mayor recuerdo e impacto en la conciencia, así que las marchas deben tener una elaboración pedagógica, que afortunadamente hoy en día puede emularse y ejemplificarse en el caso del 15-M y OccupyWallstreet en el reciente año 2011.

 Ejemplos prácticos de Boycotts:

 - Generación de círculos de consumo responsable e intercambio de bienes, saberes y servicios, fomentando el apoyo a mercados locales y productos campesinos responsables con el medio ambiente.  
 -.Fomentar el trueque y las jornadas como pueden verse ejemplos en Villa de Leyva o Bogotá.
 -Investigar y difundir listas de productos que utilicen Semillas Terminator u otros productos de las corporaciones que obtienen enormes ganancias del tratado de libre comercio y leyes como la 9.70.
 - Disminuir el consumo y fomentar el acceso: Compartir, compartir, compartir!! - Difusión de información afuera y adentro del país: El mundo entero tiene amplias experiencias en estas situaciones y la difusión de esta información es clave para que llegue a varios Colombianos en el exterior y personas de otros países que estén interesados en generar conciencia y de paso, presión mediática por redes para que el gobierno colombiano tenga que darle la cara al problema.
 - Difusión libre de políticas establecidas y de políticos establecidos: La única política debe ser la que promueve la soberanía alimentaria, un eje que toca el paladar de todos los colombianos, independientemente de su origen. Existen varios artículos de opinión en redes y el mismo documental 9.70 de Victoria Solano, con la suficiente fuerza para llegar a muchas más personas que se sienten solidarias pero impotentes.

 Como estas, existen muchas acciones individuales y concretas que pueden darle una mano al campesino Colombiano y superar la impotencia y la fugacidad de las marchas. La necesidad urgente está en la forma de organización de estas ideas, y ahí es donde está la posibilidad de que Colombia, se sacuda y comprenda las posibilidades que tienen sus ciudadanos entre manos.

  "Y entonces marchamos, nos vimos las caras, acabamos con algunos prejuicios en el intento de romper esa pared invisible de la indiferencia. Descubrimos la belleza de la conciencia colectiva a través de actos simbólicos y proyectados a través del arte y su propósito armonizador. Pero es hora de preguntarnos.... ¿Cómo podemos ahora canalizar tantas buenas intenciones, para comprometernos a realizar acciones individuales que nos trasciendan y conviertan la vida misma en una gran marcha de acciones brillantes?"

miércoles, 28 de agosto de 2013

Si usted fuera campesino...

No me extraña que los campesinos salgan a las carreteras a protestar. Lo que me sorprende, dadas las deplorables condiciones del campo colombiano, es que no lo hayan hecho antes. Rechazo alevosías como bloquear caminos y quemar vehículos, que perjudican sobre todo a otros campesinos y les impiden transportar y vender sus productos. Pero reconozcamos que los medios de comunicación enseñamos a los ciudadanos que solo hay cubrimiento periodístico cuando estalla un bochinche, y las autoridades, a su turno, solo se inquietan cuando aparece el bochinche en la prensa. La posibilidad de que salga en las noticias una reunión rural muy importante pero sosegada es mínima, al contrario de lo que logran unas buenas llamaradas o algunas vías obstruidas.
La democracia se inventó, entre otras cosas, para que la gente pudiera protestar libre y pacíficamente. Protestan los súbditos árabes, los gays rusos, los estudiantes chilenos, las chicas de pecho al aire y los trabajadores europeos, y los llamamos “indignados”. Pero si lo hacen los labriegos o los pequeños empresarios agrícolas colombianos (que sostienen a 9 millones de personas), se convierten en “subversivos”. Para ellos están reservados el despojo sin derecho a queja, el desplazamiento en silencio, la resignación secular... O, en el extremo de la desesperación, la errada vía de las armas. Celebremos que –descontados desmanes condenables– esta vez nuestros cultivadores se rebelen y se hagan sentir.
¿Y cómo no rebelarse ante el estado del campo colombiano, agobiado por la violencia, el despojo, la injusticia, el abandono? Según reciente estudio (Balcázar y Rodríguez), “los índices de concentración de la tierra en Colombia son de los más elevados del mundo”: el 70 por ciento de los predios son dueños del 6 por ciento de la tierra y solo el 1 por ciento tiene el 43 por ciento.
Es vergonzosa la historia de algunos programas oficiales de fomento agrícola de los últimos años. El de Carimagua, que debía destinar 17.000 hectáreas a campesinos desplazados, terminó en manos de Corpoíca, Incoder y el Ejército. Buena parte del botín en subsidios del plan Agro Ingreso Seguro fue al bolsillo de plutócratas costeños y amigos políticos del pasado gobierno. El reciente plan de titulación de baldíos en el Catatumbo cayó en poder de poderosas empresas.
Dos de cada tres trabajadores ganan menos de un salario mínimo. Buena parte de los créditos se destinan a los más adinerados. Según el economista Aurelio Suárez, los fertilizantes de venta en Colombia figuran entre los más caros del planeta. La mitad de las calorías y proteínas de cereal que consume el país vienen del exterior. En el primer año del TLC se dispararon las importaciones agrícolas: la soya subió 467 por ciento, los lácteos, 214, la carne de cerdo, 66, el trigo, 15…
Fedesarrollo señala que en los últimos años bajó la pobreza en el país, salvo en el área rural, donde aumentó la indigencia y persiste en forma alarmante la miseria. Por eso protestan los campesinos. Si usted fuera campesino, seguramente también estaría gritando en una carretera.
ESQUIRLAS. 1) Colombia y Brasil son, según filtraciones de Edward Snowden, los países suramericanos en que Washington ha adelantado más intenso espionaje político y comercial. Brasil anunció que denunciará las grabaciones ilegales. ¿Y Colombia? ¿Nada va a decir Colombia? 2) Carlos Urrutia, embajador en Washington, dimite porque tramó el desvío de baldíos campesinos a la empresa Riopaila. Y resulta que su reemplazo será Luis Carlos Villegas, quien, como presidente de la Asociación Nacional de Industriales, ayudó a estructurar el ruinoso TLC con Estados Unidos, a causa del cual la industria productora colombiana exporta 5 por ciento menos que hace cinco años e importa cada vez más (65 por ciento). Curiosos premios confiere el Gobierno en su política de intercambio de camisetas entre el sector público y el empresarial…
Daniel Samper Pizano
cambalachetiempo@gmail.com