Por Memo Gutierrez.
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Durante años hemos presenciado el silencio de muchos medios de comunicación, hemos soportado la manipulación de los mismos por parte de los diferentes actores de nuestros conflictos, incluyendo instituciones tan respetables como el empresariado y hasta la iglesia. Hemos visto como nos acostumbramos a medios de comunicación que cuando no fueron melifluas voces apabulladas por poderes ocultos, eran serviles abiertamente a intereses privados. Es motivo fuerte de desconfianza que en las altas esferas de nuestro gobierno se encuentre los propietarios de la prensa misma, acaso por un simple recurso a la duda, si ellos llegaran a cometer algún delito:
- ¿podemos esperar que en sus propios medios de comunicación ellos mismos se auto-acusen?
- ¿Creemos que en realidad los medios de comunicación representan nuestra opinión?
- ¿Cuándo les elegimos “democráticamente” para alzarse con la bandera de la opinión publica?
-¿Alguna vez les hemos visto levantarse en contra de alguien, o al menos, haber logrado ser imparciales?
-¿en verdad creemos que son las personas indicadas para juzgar la realidad de nuestro país? ¿Acaso son historiadores, politólogos, sociólogos, o al menos pasaron por una carrera que no se haya deslegitimado y puesto en duda como existente?
- ¿creemos que el manejo que le dan la Gurisatti o Vicky Dávila, a la opinión publica, es lo suficientemente serio y apropiado para la situación actual de nuestro país?
- ¿no siente que este es uno de los gobiernos mas polémicos, mas obscuros, pero al que menos se le ha dado palo en los medios?
Pienso que si nuestros medios (medio-cres) tuvieran el compromiso suficiente con nuestro país, tendríamos los documentales y crónicas de Hollman Morris, en los dos canales más masivos del país, desde allí se hubiera podido exigir la reparación de los crímenes del palacio de justicia, o las desapariciones de los miembros de la UP, o al menos, no existirían como medios ideales para la denuncia, por ejemplo de todos y cada uno de los desaparecidos de la Universidad Publica o de los sindicatos, etc., al menos esperemos que le recuerden a los senadores, ¡¡que acá si ha existido desde siempre la persecución y el asesinato por silencio!! Incluso a sus propios trabajadores como le toco a Gurisatti y muchos otros.
No debemos apoyar a aquellos que se escudan tras un pasamontañas, sea cual sea el bando, pero mucho menos a los que se esconden tras de una supuesta vocería de la opinión publica (que ni conocen, ni entienden, ni tienen por derecho) es innegable que en las publicas también hay infiltrados del gobierno mismo desde hace muchos años. Nunca estuve, ni estaré en acuerdo con las opiniones de los capuchos, pero en un país en donde se les ha desaparecido cuando se permiten poner la cara, es comprensible que recurran a una capucha, tanto como el gobierno recurre a sus propios medios privados para acusar, atacar y señalar.
“La capucha que usa aquel que puede llegar a ser perseguido, en el caso de los Estados, se le conoce como medios de comunicación”
Si entendemos que la libertad trae consigo deberes, tenemos el deber de gritar que hoy nos juzgamos el derecho, a futuro, de pelear cuando un gobierno verdaderamente malvado suba al poder (porque podría pasar) si hoy negamos en los demás la libertad de protestar, el día de mañana si llegase a subir un gobierno guerrillero o uno paramilitar, nos estaríamos desde hoy negando el derecho a protestar cuando se nos haga necesario a nosotros. Si le entregamos y garantizamos a la prensa la libertad de comunicación, debemos exigirles la responsabilidad en su información y el compromiso con la verdad, no con la autoridad.
“va a ser difícil para aquellos que han tomado la autoridad como verdad, en vez de la verdad como la autoridad”
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