Es un ambiente de tedio, con debaticos de farándula, sin que ninguno de los aspirantes analice las causas de los males colombianos, que son tantos, empezando por algunos de los mismos que buscan suceder a Uribe.
En estos tiempos de “falsos positivos” y desplazamientos forzados, no ve uno en los discursos de los candidatos, por lo demás bastante aburridos, nada que apunte a la resolución de esos problemas. Ni de otros de fondo. Ahora el cuento está centrado en cómo impactar los medios de comunicación, con babosadas como la adhesión de unas momias políticas a otra momia que se cree la reencarnación de Churchill.
O con recomendaciones de los expertos en nada, para que la señora Sanín no asista a debates, que ya sin ir le va mal, cómo será en los mismos. Por ahí dicen, la gente que es perspicaz, que averigüen lo que hizo la dama, unas veces goda, otras liberal, que para efectos de Colombia es lo mismo, cuando trabajaba, hace años, en una entidad financiera muy nombrada.
Son aburridos los políticos colombianos. Y más los que están ahora en la disputa por suceder al peor gobierno que ha tenido Colombia en su historia. Mockus, por ejemplo, que sube en las encuestas gracias a la enfermedad que padece, debía retornar a sus tiempos de payaso de segunda y de frustrado actor de circo. Se le sugiere, por ejemplo, que resuelva algunas ecuaciones en vivo y en directo.
Su compañero de fórmula (o de comparsa), que según los reporteros avisados es el candidato del Sindicato Antioqueño, debía, de acuerdo con consejos de asesores de imagen, cuidarse más los crespos y dejar de estar hablando de que no pudo ser arquero del DIM. Ahora, por las extrañas artes de lo mediático, ambos dizque ascienden en las preferencias y se les muestra como los depositarios del “voto de opinión”.
Por ahí ya empezaron a cantarles la tabla a los del denominado Partido Verde, para que el evento electoral suba de nivel y el debate alcance alturas de razón, historia, confrontación política, en fin. Por ejemplo, al mismo tiempo que por internet circulaba la “ola verde”, el investigador y dirigente político Aurelio Suárez suscribía un artículo titulado “La negra historia de los ‘Verdes”.
En el mismo se refería no sólo al “voltearepismo” de los Verdes (una característica que no sólo ha sido de éstos sino de muchos políticos colombianos), sino a la administración de Bogotá desde 1995 hasta 2007, periodo en la que la práctica política de los ahora llamados verdes “aplicó con rigor el neoliberalismo y sus mandatos privatizadores, benefició a unos cuantos poderosos y firmas internacionales, mientras persiguió a quienes trataban de sobrevivir en “el rebusque”.
El documento de Suárez agrega, entre otros asuntos, que en ese lapso la Empresa de Energía fue entregada al control de socios minoritarios y descapitalizada en 1.700 millones de dólares; cedieron la operación comercial del acueducto bogotano a empresas particulares, entre ellas a los Nule, y pusieron el metro cúbico de agua como el más caro del país. Asimismo se refiere a los negociados del Transmilenio y a las generaciones de estudiantes de la Universidad Nacional que “pagan altas matrículas o soportan exclusión desde cuando Mockus ingenió el cobro escalonado”.
De esta manera se le va echando un poquito de pimienta a la monótona seducción de las encuestas. En ese mismo sentido, otros opinan que con la alianza de derecha Mockus-Fajardo, sectores de la burguesía colombiana quieren lavar la cara sucia, de crímenes, corruptelas y arbitrariedades del uribismo.
Con todo, el ambiente electoral colombiano se sigue quedando en la superficie, en los maquillajes y mercadeos de imagen, que es lo que más les conviene, en especial a los Santos y otros demonios. Creo que a la larga, como dicen en la calle, sea quien sea el ganador, uno siempre sale perdiendo. Qué vaina.
Escrito por Reinaldo Spitaletta para el diario EL ESPECTADOR.
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