Selección de artículos, ensayos y documentales alternativos para quienes buscan la verdad más allá de la televisión y los medios de información oficiales!

El fín del "Fin de la Historia"

Consecuencias e impacto de los movimientos de indignación del 2011.

Moloch, o la sociedad industrializada en la poesía de Ginsberg

También la segunda parte de Aullido, poema de Moloch, narrado por Ginsberg para la BBC en 1964

El síndrome de Hecatón y la religión del capital

Extracto del libro "Política del Rebelde: Tratado de resistencia e insumisión" escrito por el filósofo Michael Onfray.

Cultura, por William Ospina

Los mandatarios sólo deberían hacer lo que les mandemos. Pero ellos saben bien que, para ponerlos en su sitio, nada nos hace tanta falta como la cultura que nos recortan.

11 Principios de la propaganda moderna.

Principio de la exagera­ción y desfigura­ción: Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave. Joseph Goebbels

jueves, 5 de junio de 2014

Tratando de entender a William Ospina (sin pena ni gloria)


Las comparaciones vistas en los medios entre el Uribismo y el Chavismo tienden a ser insuficientes pero esta simple tabla y unas buenas preguntas pueden revelar como se igualan los extremos y definitivamente evidencia la forma como funcionan, como son ejecuciones perfectas de la tiranía de la injusticia y la cleptocracia llamada Colombia. Sin embargo, muchas personas utilizan los señalamientos radicales a Uribe como una forma de defender su voto por la "Paz" de Juan Manuel Santos o intentan defender el voto por la "paz" del 15 de Junio como una forma de salvar al país de un "mal superior" como si en Colombia fuera posible basarse en una escala de males. Ahora otras personas y los llamados "intelectuales" del país discuten por la columna de William Ospina que ha sido utilizada y sugerida como una apología al Uribismo como un "mal menor". La indignación crece en la medida que nadie parece entender porque una de las personas que ha mostrado conocer el país a partir de sus raíces precolombinas, su historia colonial y toda su transición hacia el proyecto de "República", sugiere que votar por Juan Manuel Santos es aún más grave que darle el poder a la estructura económica de nuevos burgueses y hacendados que se han beneficiado con la bonanza del narcotráfico y representadas naturalmente en la figura criminal de Álvaro Uribe. Nadie comprende como un "intelectual de raza" puede sugerir que Álvaro Uribe es el mal menor, a pesar del ser un hampón megalómano con palabras hechas veneno.

Quizás esto ocurre porque el país ha llegado hasta un punto en donde un hombre con las convicciones de William Ospina prefiera que el país se mantenga estancado en una guerra que abierto a la economía internacional, que es más que una guerra, una invasión con otro tipo de frentes. Quizás William Ospina sabe que la Colombia de Santos y post-Farc no es el paraíso terrenal que sueñan quienes defienden a capa y espada la ejecución de la paz. Quizás el sabe y con su posición pública prefiere convertirse en un agente del caos que prefiere el estancamiento a la muerte total. Quizás lo presiente cuando ve que todo el establecimiento político que ha acabado y deteriorado los recursos humanos y naturales de nuestro país, promueve una paz a costa de vender el país al imperio de las multinacionales y las corporaciones, que hasta ahora están en "standby" esperando mejores condiciones de seguridad para sus inversiones.

Este es un tema que no pretendo que el Colombiano promedio entienda porque es necesario salirse de los dogmas de los medios para llegar a ello. Pero quizás si vale la pena recordar y sacudir a la opinión pública cuando consideran que votando por "Santos" salvan al país. Y quizás en esto me incluyo, porque si bien me encuentro a punto de hablar del gran peligro que representa Juan Manuel Santos, estoy convencido que la alternativa y la ignorancia y la cultura matonera y traqueta que ofrece el Uribismo, no representa ningún estancamiento cómodo sino poner en riesgo la poca institucionalidad que existe y que ha sido escrita con pactos muy complicados y válidos como el de 1991. En esto es donde principalmente difiero con Ospina y es en que cree que el Uribismo es controlable... subestima el poder de la ignorancia en Colombia y esto es lo único sorprendente. Muy a pesar de esa necia y al parecer poco pensado artículo, nos recuerda cual es la Colombia que propone Santos y cuales son los poderes que el representa.

¿Quienes son? Son esas familias responsables de "solo" un bicentenario de violencia pues parecemos celebrando y reviviendo constantemente los 200 años de la patria boba, corrompida y separada. Son las fuerzas regionales y centrales fracturadas y que llevaron al país a un estado de ineptitud institucional y de una distribución de riqueza desproporcionada, inhumana y una administración deplorable y retrograda. Entregarle el país a Santos no es más que entregárselo a ese inmenso poder para que ejecute el acto maestro e ideológico con el que se concreta toda esta godorria de gobiernos de ultra derecha, de los que el establecimiento se aprovechó al máximo para limpiar el camino y militarizar un país. Uribe es una figura mediática muy poderosa, un hombre que como ningún otro ha logrado consagrarse como agente del caos, un guasón de la peor calaña y consagrado a defender el poder regional que lo sustenta y los amigos godos que hizo  en el camino de su mano dura y sangrienta. Aún así, fue Santos y su quien lo utilizó a él para convertirlo en agente del caos y ser al mismo tiempo el literalmente sinverguenza que puede cargarse toda la culpa y el veneno en todos los medios y de todas las maneras.

Colombia tiene una fuerza colectiva tan desordenada y energéticamente tan desgastada y desalineada, que ni siquiera los agentes caóticos tienen la capacidad de convertirse en una fuerza alternativa para ofrecer algo diferente, salvo promover desarrollo, casas, carreteras y mercados gratuitos a base de violencia, miedo y una cultura general apestosa. Y la revelación más grande de la fuerza del discurso excluyente e incinerador es que hay gente inteligente y con posibilidades de tomar buenas elecciones que sigue entrando en el juego discursivo. William Ospina o hace parte de este juego del mal menor o mal mejor, o ha decidido tomar una decisión polémica para el círculo intelectual colombiano, sus lectores y las personas que lo han leído. Muy a pesar de que parece olvidar y subestimar los peligros del Uribismo y los poderes que de verdad representa, también recuerda y sugiere cual es la Colombia de Santos y lo que verdaderamente representa:

Lo que es, lo que vemos.