Selección de artículos, ensayos y documentales alternativos para quienes buscan la verdad más allá de la televisión y los medios de información oficiales!

El fín del "Fin de la Historia"

Consecuencias e impacto de los movimientos de indignación del 2011.

Moloch, o la sociedad industrializada en la poesía de Ginsberg

También la segunda parte de Aullido, poema de Moloch, narrado por Ginsberg para la BBC en 1964

El síndrome de Hecatón y la religión del capital

Extracto del libro "Política del Rebelde: Tratado de resistencia e insumisión" escrito por el filósofo Michael Onfray.

Cultura, por William Ospina

Los mandatarios sólo deberían hacer lo que les mandemos. Pero ellos saben bien que, para ponerlos en su sitio, nada nos hace tanta falta como la cultura que nos recortan.

11 Principios de la propaganda moderna.

Principio de la exagera­ción y desfigura­ción: Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave. Joseph Goebbels

sábado, 18 de febrero de 2012

¿Quién es el hombre que instigó el asesinato de Garzón?

Fuente: blog Kyenyke

Es un hombre que a la luz de las pruebas judiciales ha transitado con demasiada facilidad entre la delgada línea de la legalidad y la ilegalidad. Al tiempo que asesoraba a varias instituciones del Estado, José Miguel Narváez mantenía, presuntamente, alianzas con paramilitares desde 1996. Ha  llevado, entonces, una doble vida.

Fue asesor de las Fuerzas Militares, del Ministerio de defensa, del DAS y de entidades privadas como Fedegan. Mientras fungía de asesor del general Rito Alejo del Río, ex comandante de la Brigada XVII con sede en Carepa (Antioquia), mantenía una activa relación con la  cúpula de las Auc, que por entonces estaban en plena guerra y lejos de pensar en desmovilizarse.

Se sabe de reuniones suyas con el ex jefe paramilitar Diego Fernando Murillo,‘Don Berna’, quien este lunes entregó una declaración a la Fiscalía desde la cárcel de Miami, donde se encuentra cumpliendo su pena. Dijo que Narváez llegó al seno de las Auc con la propuesta de asesinar al humorista Jaime Garzón, a quien consideraba miembro de la guerrilla. También se ha dicho que instigó el asesinato del político de izquierda Manuel Cepeda Vargas y el secuestro de Piedad Córdoba. Garzón y Cepeda terminaron asesinados, y Córdoba fue secuestrada por orden de Carlos Castaño.
Narváez es un hombre obsesivo, meticuloso y muy desconfiado. Tiene una disciplina intelectual única que lo obliga a leer muchos libros en corto tiempo. Quizás cultivó esa habilidad en las épocas en que estudió Administración de Empresas en la Universidad Javeriana. Esa formación le sirvió para montar también una fábrica de medias infantiles en Bogotá, mientras aprendía empíricamente sobre seguridad nacional.

José Miguel Narváez le habría pedido a Carlos Castaño que asesinara a Piedad Córdoba a Manuel Cepeda y a Jaime Garzón porque consideraba que eran guerrilleros activos.

Fue ese conocimiento el que lo llevó a convertirse en un respetado conferencista que recorría universidades, instituciones y escuelas de inteligencia del país. Un día de 2001, cuando apenas despegaba la campaña a la Presidencia de Álvaro Uribe, Narváez coincidió con el candidato en una charla en Cali. Uribe quedó impresionado con el discurso de Narváez sobre las Farc y la seguridad del país. Esto puede explicar su presencia como asesor del Ministerio de Defensa de la primera ministra Martha Lucía Ramírez, desde que se inicio la implementación de la estrategia de seguridad democrática en el gobierno de Uribe.
Fue el subdirector del DAS durante la dirección del polémico Jorge Noguera, quien se encuentra detenido por presuntas relaciones con los grupos paramilitares y por el asesinato de líderes sindicales.  También trabajó como consultor del Fondo Nacional para la Defensa de la Libertad (Fondelibertad). Lo mismo ocurrió en la Federación de Ganaderos (Fedegan) donde fue contratado por el entonces presidente de esa entidad Jorge Visbal Martelo, para capacitar a los ganaderos en estrategias defensa contra los abusos de la guerrilla.
Radical en sus ideas, difícilmente deja espacio para la controversia o la discusión. Siempre tiene la razón. Periodistas que le han hecho seguimiento en los últimos años recuerdan haber hablado con alumnos de Narváez en la Escuela Superior de Guerra, donde dictaba cátedra como profesor invitado, a donde llegaba con tulas repletas de libros sobre ‘doctrina y sicología de guerra’. Era, según ellos, su pasión. Otros textos apuntaban a utilizar la información como táctica para desacreditar a los opositores.

Tal vez por eso, entre junio y octubre de 2005  formó parte del denominado grupo G-3, aquel que fue utilizado para hacer seguimientos ilegales a magistrados, periodistas y dirigentes políticos contrarios al gobierno de Álvaro Uribe. Actividades ilegales que lo llevaron preso en 2009. Hoy continúa detenido.


Las declaraciones de Salvatore Mancuso, Diego Fernando Murillo, ‘Don Berna’ e Iván Laverde ‘El Iguano’, tienen contra la pared al ex subdirector del DAS.

La Fiscalía ha recibido declaraciones de jefes paramilitares como Diego Fernando Murillo, ‘Don Berna’ e Iván Laverde, ‘El Iguano’, quienes han ilustrado ampliamente la manera como operaba Narváez en las Auc. También lo hizo el propio Salvatore Mancuso, quien ha descrito la manera como éste, entre 1996 y 1998, asistió a campamentos de esa organización para compartir sus conocimientos entre los mandos sobre adoctrinamiento ideológico. Mancuso ha dicho que él mismo lo mandaba a recoger en el aeropuerto de  Montería para llevarlo a los sitios donde cumplía con estas actividades. Y lo hacía por convicción y no por dinero, porque se sentía identificado con la organización ilegal.

Narváez ha negado sucesivamente cuanto señalamiento ha salido en su contra. Pero muchas de las pruebas que obran en los expedientes lo ponen en una situación difícil. Secuestro, homicidios, asesoría a paramilitares y seguimientos a servidores oficiales, políticos y periodistas, son los fantasmas que lo persiguen. No son acusaciones de poca monta. Pero quizá el último señalamiento de la Fiscalía, como determinador del crimen del humorista Jaime Garzón, puede ser el que más pese en sus espaldas.

Laudes Infantis: de la Utopía a la comunidad

Bella Flor está en la periferia de Bogotá, en las montañas de Ciudad Bolívar. Sus habitantes cuentan que, con el sistema del trueque todo floreció. Utopia significa "lugar que no existe". Pero hace un tiempo los habitantes de Bella Flor aprendieron a soñar y, ya se sabe que, en los sueños todo es posible.

"Es inconcebible una revolución que no desemboque en la alegría." Julio Cortázar

"El trueque pasa de ser un simple intercambio de beneficios y se vuelve protagonista de una continua construcción de vidas y sueños” Jaqueline Moreno



Laudes infantis: de la Utopia a la Comunidad from Octavi Royo Olazaguirre on Vimeo.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Sancocho de ácido, carbón y mercurio....

Especial de Juan Gossaín. "Cuando el último árbol haya sido talado, el último animal haya sido cazado y el último pez haya sido pescado, solo entonces, el hombre blanco entenderá que el dinero no se puede comer"
PROFECÍA DE LOS NAVAJOS DE NORTEAMÉRICA

"El petróleo es la sangre de la madre tierra. cuando el hombre blanco haya acabado con él, vendrá el desastre."
PROFECÍA DE LOS INDÍGENAS U´WA DE COLOMBIA

SANCOCHO DE ÁCIDO, CARBÓN Y MERCURIO

El alcatraz que vuela entre mis sueños lleva en su enorme pico una quimera... (Walt Whitman, Hojas de hierba). 


Una mañana de mayo pasado, los viejos madrugadores del pueblo de Marytown, perdido en las costas que bordean el sudeste de los Estados Unidos, se levantaron como todos los días a echarles unas migajas de pan a los pájaros marinos que merodean con mansedumbre por los patios y que se han ido convirtiendo en sus amigos.

Lo que vieron los dejó espantados: las gaviotas de cabeza negra, que son tan bellas, también tenían negro el plumaje. Del pico les goteaba una mancha babosa. No podían levantar el vuelo de la arena, con las patas hundidas en una masa de chapapote pastoso, como el asfalto cuando se derrite. Una de las gaviotas miró a la gente pidiendo ayuda.

Según cuentan los testigos, más allá de la playa, cerca del río, tres garzas morenas habían muerto con los ojos despepitados. El guiso espantoso que navegaba corriente abajo, matando todo lo que se le atravesara, era la mezcolanza de petróleo crudo de la empresa British, que cayó pocos días antes a las aguas del Golfo de México.

A esa misma hora los alcatraces de la bahía de Santa Marta, al norte de Colombia, desayunaban su ración cotidiana de buñuelos de carbón. El periodista Antonio José Caballero, grabadora en mano, esperaba en la playa el regreso de los pescadores que habían salido a trabajar temprano. Mientras aguardaba, la cámara de su teléfono celular retrató la pala enorme de un barco carbonero que arrojaba al mar el polvo negro que sobró en las bodegas.

A esa misma hora, en las playas legendarias de Juanchaco y Ladrilleros, cerca de Buenaventura, los lancheros de cabotaje que llevan carga y pasajeros por los pueblos que se arraciman en las orillas del Pacífico limpiaban sus motores preparándose para un nuevo día de trabajo. Como si fuera la cosa más natural del mundo, arrojaban al mar el contenido de unos tanques repletos de residuos de gasolina, queroseno y diésel. Un langostino magnífico, que medía un jeme, iniciaba el día tomándose su primera taza de combustible. Cuando vi la fotografía en El País de Cali me dieron ganas de echarme a llorar.

A esa misma hora, en la zona industrial de Cartagena de Indias, abierta sobre la bahía del Caribe resplandeciente, los trabajadores de una compañía empacadora se sentaron a desayunar en los comedores de su empresa. En ese momento volvieron a ver, como venía sucediendo en las mañanas más recientes, que una nata de tizne cubría la superficie del café con leche, y que una mermelada negra, tan semejante al betún de limpiar zapatos, se había pegado al pan y al queso blanco.

Entonces, no aguantaron más. Se levantaron todos, sin que nadie los hubiera convocado, y comenzaron a golpear los platos contra los mesones. La algarabía se oyó en media ciudad. Las autoridades ambientales ordenaron el cierre de un muelle vecino, que se dedica a cargar carbón a cielo raso, sin mayores precauciones ni cuidados, sin tubos cerrados ni conductores protegidos. Seis días después el muelle fue reabierto.

A esa misma hora, en la región acuática de La Mojana, que cubre un gigantesco territorio húmedo de los departamentos de Bolívar, Sucre y Antioquia, bajaban resoplando los ríos Cauca y San Jorge, que se desbordan en caños y ciénagas. El apóstol Ordóñez Sampayo, que se ha gastado la vida defendiendo de la contaminación a campesinos, cosechas y animales, apareció en la plaza de Guaranda con el dictamen médico en la mano: los doctores certificaban que los tres niños que nacieron deformes tenían mercurio en el sistema sanguíneo.

El terrible mal de Minamata, como lo saben los japoneses, porque las empresas en cualquier parte del mundo, en Tokio o en Majagual, arrojan porquerías químicas a las corrientes, y primero se pudren las aguas, y después nacen degenerados los peces y los camarones, y después nacen sin ojos los niños cuyas madres, en aquellos caseríos extraviados de la mano de Dios, consumen esa agua y esos pescados.

En las cabeceras de ambos ríos, las compañías mineras, que buscan oro entre la tierra, hacen sus excavaciones con un sancocho de mercurio y ácidos. Arroyos y acequias se llevan el mazacote. Los bocachicos mueren con la boca abierta en los playones. Las espigas de arroz no volvieron a crecer.
En medio del desastre causado por las inundaciones, y como si fuera poco, las yucas harinosas de antes florecen ahora con un hongo químico a manera de cresta. El hambre campea entre los pocos ranchos que no se ha llevado el invierno. Las emanaciones de las lagunas huelen a lo mismo que huele un laboratorio de detergentes.

Hay que decir, también, que los empresarios mineros se defienden diciendo que Ordóñez Sampayo está loco. Claro que está loco: ningún hombre cuerdo expone su pellejo ni dedica su vida entera a defender a un ruiseñor, una mojarra, un plátano pintón, una mazorca de maíz o a una mujer embarazada que carga un fenómeno en el vientre.

Epílogo

Aquella mañana, cuando los pescadores de Santa Marta regresaron a la playa, el periodista Caballero los acompañó en su tarea de descamar y abrirles el buche a los escasos pescados que traían.

-¿Qué es eso? -preguntó, intrigado, al ver unas bolas negras en el estómago de un bagre.

-Carbón, amigo -le contestó uno de ellos, levantando el animal-. Pelotas de carbón. Eso es lo que comen ahora.

Caballero tomó más fotografías y se las llevó a algunos funcionarios de la industria carbonera.

-No se preocupe -le contestó el gerente-. Vamos a construir un nuevo muelle de última generación.

-No lo dudo -dijo el reportero, con una mueca de dolor que parecía sonrisa-. No lo dudo: será la última generación.

El día que Caballero me contó esa historia, y me enseñó sus fotografías, ya no sentí ganas de echarme a llorar, como la vez aquella del langostino bañado en combustible. Lo que sentí ahora fue rabia. Cuando ya no quede una sola hoja de acacia, cuando el último pulpo haya muerto atragantado con ácido sulfúrico y cuando nuestros nietos nazcan con un tumor de carbón endurecido en la barriga, entonces será demasiado tarde. Dispondremos de computadores infrarrojos de última generación, pero ya no habrá agua para beber; los celulares de rayos láser se podrán comprar en las boticas, pero el sol no volverá a salir; los niños encontrarán el algoritmo de 28 a la quinta potencia con solo cerrar los ojos, pero dentro de 20 años no sabrán de qué color era una golondrina.

Los invito a todos a ponerse de pie antes de que se marchite el último pétalo. Usen el arma prodigiosa del Internet para protestar. Hagan oír su voz. Que el correo electrónico de los colombianos sirva para algo más que mandar chistes y felicitaciones de cumpleaños. Porque, si seguimos así, el día menos pensado no quedará nadie que cumpla años. Ni quién envíe felicitaciones.

JUAN GOSSAÍN


Sancocho de ácido, carbón y mercurio...

domingo, 12 de febrero de 2012

Abrazos gratis: cómo empezó todo

Fuente del artículo: Blog Vientos Polares Abrazos gratis es un movimiento de carácter internacional que consiste en ofrecer abrazos a desconocidos con el afán de regalar afecto, en un mundo globalizado donde reinan la desconfianza, los prejuicios y los problemas. El vídeo del final del post te va a hacer sonreir, te lo aseguro, pero también te puede interesar la historia del movimiento y su iniciador, Juan Mann:


Enero de 2004, Sidney. Juan Mann acaba de volver de Londres y se siente solo. Sus mejores amigos están lejos, sus padres se han divorciado, ha roto con su prometida y su abuela está muy enferma. Necesita algo para alegrarse así que va a una fiesta, en donde una absoluta desconocida se le acerca y le da un abrazo. "Me sentí como un rey, fue lo mejor que me ha pasado nunca" confesaba más tarde en una de las pocas entrevistas que hay de este personaje. Ese abrazo cambió su vida, y quizás la del resto del mundo. Seis meses más tarde, un 30 de junio, Mann salió a la calle, al Pitt Mall Street de Sidney, dispuesto a repartir abrazos gratuitamente. La gente le miraba extrañada, no sabía cómo reaccionar, hasta que pasados 15 minutos logró el primer abrazo de una anciana.


Juan Mann, durante uno de sus ratos como "abrazador gratuito"
Desde entonces se acostumbró a salir todos los jueves por la tarde a repartir abrazos al mismo lugar. Rápidamente se fue uniendo más gente a la causa llegando incluso a aparecer en los medios. Todos debían respetar unas mínimas normas: sólo abrazos, nada de citas, ni nombres, ni números de teléfono. De hecho el propio nombre del protagonista de esta historia es una incógnita, ya que en realidad Juan Mann (pronunciado “One Man”, un hombre) es un juego de palabras.

Por casualidades de la vida un día Juan abrazó a Shimon Moore (guitarrista y líder de los Sick Puppies, cineasta, actor…), que en aquel entonces trabajaba como hombre anuncio. "¿Por qué haces esto?” le preguntó, y Mann le dio la misma respuesta que a todo el mundo:“porque me gusta dejar sonriendo a la gente cuando se separan de mí”. A Moore le sorprendió gratamente aquella respuesta y decidió grabar en vídeo la historia de Juan pensando en un posible documental. Moore y Mann se volvieron tan conocidos que , absurdamente, la policía les prohibió seguir con esta tarea, pero consiguieron las 10.000 firmas necesarias para poder continuar con su inspiradora idea.



La historia siguió su curso hasta que un inesperado hecho desencadenó un nuevo rumbo. La abuela de Juan Mann, después de un tiempo enferma, falleció. La noticia llegó hasta Shimon Moore, que entonces ya residía en Los Angeles, y que pensó que tenía que hacer algo tratando, muy en el espíritu del Free Hugs, de arrancar una sonrisa de Mann. Así que recuperó las horas de grabación y realizó una especie de videoclip con las imágenes de Mann y un tema de su banda (’All the same’).

El montaje lo hizo en una noche y se lo envió a Mann en un CD con el mensaje: “esto es lo que tú eres”. Además, colgó el vídeo en YouTube y gracias a esto se ha convertido en un movimiento a nivel mundial, con más de 35 millones de visitas. Moore no imaginó que su grupo se haría tan conocido gracias a un vídeo...

El regalo de las selvas y bosques de Colombia

Ante la ceguera de los medios para difundir esta y otras noticias sobre la venta masiva de los recursos de nuestro país, es importante que difundamos este mensaje para dar a conocer esta masacre forestal en potencia y generar eco y conciencia.

La empresa "Colombia Hardwood" ha comenzado a tumbar árboles en Bahía Solano para exportar a China, las maderas más finas del Chocó: algarrobo, sandé, cedro amargo, bálsamo, caimito, chanul y virola.

Esta empresa no es cualquiera. Es dueña de REM Forest Products, del billonario canadiense Frank Giustra, un corsario financiero que obtuvo una licencia de aprovechamiento forestal otorgada por Codechocó en 2006 (Resolución 2293) para explotar durante 15 años más de cinco millones de metros cúbicos de madera, unos US$1.500 millones. Esta compañía tiene a su vez vínculos financieros con Pacific Rubiales Energy, Medoro Resources, Alange Corp, Gran Colombia Gold.

Es decir, se trata de un proyecto de envergadura: madera, oro y petróleo. La Prima-REM ha instalado en la playa de Huaca un campamento con una docena de empleados canadienses, otros tantos colombianos, 80 ciudadanos nativos de las comunidades negras e indígenas y dos helicópteros. La empresa se dispone a cortar su primer millón de metros cúbicos en 44.596 hectáreas, autorizado por la Ley 70 de 1993. Este territorio —inembargable, inalienable, se extiende entre Bahía Solano y Juradó, el Pacífico y la Serranía del Baudó, y ocupa una superficie de 67.327 hectáreas donde viven 18 comunidades, 1.329 familias y 5.846 personas. Es decir, el 70% de la superficie, será controlado por la empresa. La madera que se explotará en los próximos años costaría US$280 millones, de los cuales la compañía reconocerá al Consejo Comunitario el 10%.

Los directivos actuales hicieron el negocio, pese a que en 2005 se opuso la Ley Forestal —felizmente rechazada por la Corte Constitucional—, por considerar que con ella se “facilitarían transacciones y el aprovechamiento con ánimo de lucro de los bosques nativos plantados en las principales zonas del Pacífico y de la Amazonia”. Codechocó dio el visto bueno y el Ministerio de Medio Ambiente aplaudió el logro. El Consejo Comunitario de Mecana, donde se ha construido el campamento de Prima Colombia Hardwood, considera amañada y tramposa la consulta y corrupta a cambio de miserables dádivas.

Para protestar contra la tala de una de las selvas más preciosas del planeta, se encadenó tres días a un árbol de Bahía Solano Juan Ceballos. Pero, a estas horas de grandes desfalcos y robos en las EPS, ¿a quién puede importarle la suerte de un ciudadano amarrado a un árbol sin haber sido secuestrado por la guerrilla?



Francisco Serna
Profesor Asociado
Museo Entomológico UNAB
(Universidad Nacional Agronomía Bogotá)
Grupo SIA (Sistemática Insectos Agronomía)
Facultad de Agronomía
Universidad Nacional de Colombia
Carrera 30, #45-03. Bogotá, Colombia.
Tel. 3165000 exts. 19008, 19057

sábado, 11 de febrero de 2012

Las guerras de Internet: Entrevista a Vinton Cerf, uno de los padres de la red

El 14 de diciembre del año pasado Vinton Cerf, reconocido como uno de los padres de internet y uno de los vicepresidentes de Google, envió una carta al Congreso de los Estados Unidos con motivo de la discusión de la ley Sopa, en la que se leía: “Continúo teniendo dudas acerca de la eficacia de esta legislación”. Cerf procedía a explicar cómo la iniciativa socavaría la seguridad de la red, un proceso de 15 años de ingeniería que se iría al traste de entrar en vigencia la iniciativa.
Pero con Sopa no sólo estaba en juego la estructura misma de la red (ya de por sí un asunto preocupante), sino el ejercicio de derechos fundamentales como la libertad de expresión y la privacidad. Lo que abogados y analistas argumentaban era que, vía supuestas infracciones a la propiedad intelectual, la ley, junto con su proyecto hermano, Pipa, serviría para callar el discurso disidente, la molesta voz de la diferencia. Peor aún, según el mismo Cerf, lo propuesto por el Congreso norteamericano no acabaría con la piratería. ¿Cómo resolver el dilema?
“Mi esperanza es que usuarios, legisladores y empresas tengan la voluntad suficiente de aproximarse a la problemática con un enfoque constructivo que proteja los intereses legítimos de la industria, no impacte la privacidad y la libertad y no interfiera con la seguridad y la infraestructura de la red”, le dijo Cerf a El Espectador.
El científico de 68 años, una de las grandes mentes de nuestros días, da justo en el clavo porque, como lo dice Pedro Less, consejero encargado de política pública y asuntos gubernamentales de Google para América Latina, una cosa es piratería y otra es regular el acceso a un medio que a su vez es un gran catalizador de otros derechos; el camino hacia otros lugares que tienen que ver no sólo con el lucro privado, sino con la educación e incluso la posibilidad de la revolución.
En un principio estaban las ideas. Luego vinieron el comercio y las industrias, que trajeron consigo la noción del entretenimiento y la información en la forma de un cuerpo físico: papel, LP, casete, disco compacto, disco láser, DVD, Blu-Ray y así...
En algún lugar del camino los soportes se evaporaron, dejaron de ser relevantes, con el nacimiento de un nuevo vehículo para la información, ubicuo, etéreo, literalmente un organismo de luz compuesto por fibra óptica y una enorme cadena de unos y ceros tan larga como para abarcar las ideas, la vida y todo lo demás. El negocio, la forma clásica de hacer millones de dólares, cambió y entonces sobrevino el conflicto: las guerras de la piratería, como las denomina Raegan MacDonald, analista de la organización Access, centrada en defender la libertad de expresión.
¿Qué es la piratería? En resumidas cuentas es un asunto eminentemente económico, no uno moral en el que hay dos bandos: por un lado, gente de bien y, por el otro, piratas, comúnmente representados en la propaganda oficial como personas sin escrúpulos, ligeramente desaliñadas, que trabajan desde un sótano oscuro y húmedo, en una locación desconocida.
La piratería es un problema de disponibilidad, un tema de servicio al cliente si se quiere. “Estamos en medio de una larga negociación entre los usuarios de internet y los creadores de contenido acerca de cuándo y cómo el contenido va a estar disponible”, le dijo a este diario Michael Carroll, profesor de derecho y director del programa de “Leyes de la información y propiedad intelectual” de la American University.
La paradoja de la piratería podría resumirse en un ejemplo propuesto por Gabe Newell, presidente del emporio de videojuegos Steam/Valve: “Si un pirata ofrece un producto en donde sea, a cualquier hora, que puede ser comprado desde la comodidad de su computador, mientras que el proveedor legal dice que éste sólo llegará a su país después de tres meses del estreno en Estados Unidos, tendrá limitaciones de uso dependiendo de la región del planeta en donde viva el usuario y sólo podrá ser comprado en una tienda con columnas y ladrillos, entonces el servicio del pirata es más valioso”.
Lo dicho por Newell podría no ser un exabrupto al examinar las cifras del último informe de la Federación Internacional de la Industria Fonográfica (IFPI, por sus siglas en inglés): el período 2010-2011 es la primera vez en siete años en que las ventas de la industria musical crecieron. Esto tiene que ver, principalmente, con las transacciones digitales.
De acuerdo con la Federación, las descargas legales se incrementaron en 17% durante 2011, lo que llevó a una cifra récord de 3.600 millones de archivos adquiridos, entre canciones sencillas y álbumes completos. Globalmente, las ventas digitales representan el 32% de los ingresos de la industria (el año anterior esta participación era de 29%) y, en mercados como el Reino Unido y Corea del Sur, esta cifra es del 50%. La cosa incluso mejora al hablar de suscriptores digitales (los clientes que compran una y otra vez), pues este número se ubicó en más de 13 millones en 2011, un incremento de 65% respecto a 2010.
Más cifras. Según un estudio de la firma británica de inteligencia de mercados Envisional, los contenidos piratas representan el 24% del ancho de banda de la red en el mundo; la mayor parte de éstos se mueve a través de torrent, una de las formas de transferencia de archivos que hay en la red. En Estados Unidos, el uso de torrent ilegales abarca el 20% del ancho de banda, mientras que el uso de Netflix, el servicio legal de transmisión de películas en línea, se lleva el 29% por este concepto.
Lo que estos números pueden demostrar es que las audiencias siguen existiendo y el interés por el contenido también. Lo que se evaporó fueron los soportes, mas no la industria ni los usuarios.
“Creo que será necesario que los creadores de contenido que quieran prohibir la infracción de los derechos de autor creen nuevos modelos de negocios con incentivos que lleven a los usuarios a elegir métodos legales para acceder y disfrutar de este material”: Cerf, de nuevo, da en el clavo.
MacDonald lo complementa diciendo: “Lo que muestran los datos es que la infracción de los derechos de autor en línea se da en buena parte por la falta de disponibilidad del contenido (o por su alto precio). Criminalizar a grandes porciones de la población, de hecho, hace poco para combatir este fenómeno, que resulta mejor manejado mediante la invención de novedosos enfoques que hagan que el material que la gente busca en la red sea más accesible”.
Sólo en la industria musical, de acuerdo con cifras que cita la asociación que agrupa a las disqueras en Estados Unidos (RIAA, por sus siglas en inglés), las pérdidas por cuenta de la piratería suman US$12.500 millones cada año. Según Steven Tepp, consejero en jefe de Propiedad Intelectual del Centro Global para la Propiedad Intelectual, entidad adscrita a la Cámara de Comercio de Estados Unidos, los sitios que ofrecen contenido ilegal reciben 53 mil millones de visitas cada año. “Para proteger empleos, y a los mismos usuarios, de los criminales necesitamos una herramienta que sea efectiva y comercialmente razonable”, le aseguró a El Espectador.
Esta es una necesidad con la cual Cerf se identifica: “Es necesario tener un marco legal para manejar el advenimiento del contenido digital, tan fácilmente copiable y redistribuible”. El problema viene con qué tipo de herramienta. Aplastar un panal de abejas con una aplanadora no es sólo excesivo, sino innecesario.
La reciente firma de Acta por parte de la Unión Europea permite entrever que la guerra entre los usuarios y los creadores de contenido continuará. ¿Cómo habrá de acabar? Algunos prevén el triunfo de los consumidores por encima de las industrias, como Carroll. Cerf, quien como padre de un medio que transformó la humanidad sabe que estas cosas toman tiempo y responde con serenidad: “Creo que la discusión está apenas comenzando”.
Vía libre a Acta, la ley antipiratería europea
Mientras el mundo centraba su atención en la ley antipiratería, conocida como Sopa, que finalmente fue congelada de manera indefinida por el Congreso de Estados Unidos, los Estados miembros de la Unión Europea firmaban el Acuerdo Comercial Antipiratería (Acta, por sus siglas en inglés), que busca la protección de los derechos de autor y normas de propiedad intelectual en internet.
En esta parte del mundo Acta pasó casi inadvertida. Al igual que las multitudinarias protestas de grupos que argumentaban que este acuerdo es un ataque directo a la libertad de expresión. En Polonia, incluso, algunos de los miembros del Parlamento se uniformaron con máscara de Anonymous durante una sesión, en oposición a éste.
Sólo falta que el Parlamento Europeo se pronuncie al respecto en el verano (a partir de julio) para que Acta empiece a ser efectiva.
¿Por qué hablar de Sopa es importante para usted?
Katitza Rodríguez es la directora de derechos internacionales de EFF (Fundación Frontera Electrónica), una de las organizaciones estadounidenses con mayor influencia en el tema de privacidad en línea. Ella respondió por qué es importante saber lo que significa Sopa:
“Sopa va a silenciar el discurso legítimo, permitiendo que la industria del entretenimiento cierre páginas webs supuestamente acusadas de infracción a la propiedad intelectual, pero sin ningún tipo de debido proceso. Es decir, permitirá la remoción de grandes cantidades de sitios web que no violan contenido. Además dará a las corporaciones y otras entidades privadas nuevos poderes para censurar sitios web extranjeros con órdenes judiciales que cortarían a los procesadores de pago en línea y a los anunciantes.
Esta ley amenaza con sofocar la revolución generada por los usuarios de contenidos, redes sociales o servicios basados en la nube, poniéndolos en riesgo, especialmente por las disposiciones para el procesamiento de pagos”.

Desmitificando a Bolívar

Acerca del libro "La Carroza de Bolívar". 
Con dificultad Evelio Rosero va a poder quedarse callado. Así como le gusta, resguardado en su casa, en su sitio de escritura, sin preguntas de periodistas ni luces de cámaras. Con dificultad, porque con su nueva novela, La carroza de Bolívar, será mucho lo que van a preguntarle.
Y él, a hablar.
Llevaba cuatro años sin una novela nueva y ahora el autor bogotano aparece con una historia que desmitifica al héroe que llevamos en la memoria, al "mal llamado Libertador", como se lee en una de las páginas del libro. "Desde hace muchos años quería tratar la figura de Bolívar, su paso por el sur de Colombia y, sobre todo, su derrota en la batalla de Bomboná, la Navidad Negra de 1822, en Pasto, y la masacre de Ibarra", explica Rosero, quien, a despecho de su timidez, estará en el Hay Festival, el sábado, hablando de su obra.
A diferencia de otros tantos colegas suyos, Rosero ha querido que su novela sea la conocida y no él. Lo ha logrado. Muchos ya tienen dentro de sus lecturas libros maravillosos como Los ejércitos -Premio Tusquets 2007-, que narra, con la delicadeza de su prosa, con esa atmósfera onírica tan suya, la vida de gente anónima en medio de este fuego cruzado que es la historia del país. Ese libro marcó un antes y un después en el conocimiento de la obra de Evelio Rosero tanto en Colombia como en el exterior. Pero ahora, con La carroza de Bolívar, parece haber llegado al punto de su obra más ambiciosa.
Aquí se mete con Bolívar. Con Bolívar y sus excesos, Bolívar y sus equivocaciones. Y lo hace poniendo como escenario a Pasto, ciudad donde nacieron sus padres y donde él se crió hasta adolescente. Muchas de las historias que narra en la novela, él las oyó desde que era niño, "en conversaciones esporádicas que escuché de mis mayores, y la imprecación de un anciano, en Pasto, después de mencionar y recordar a Bolívar".
Rosero cuenta que en la memoria de Pasto subsiste aún "el horrible paso de Bolívar por su territorio. ¿Cómo olvidarlo? Yo soy un escritor, y los escritores tenemos que ver sobre todo con la memoria". Por eso el tema se le quedó grabado. Durante un tiempo estuvo dormido, pero cuando vivió en París, paradójicamente, empezó a interesarse por la historia del país.
Leyó entonces varios autores que se referían a la vida de Bolívar, aún sin llegar al nombre que años después sería la base para su novela: el historiador nariñense José Rafael Sañudo, autor de los controvertidos Estudios sobre la vida de Bolívar, editados en 1925, que plantean una visión de las acciones de Simón Bolívar bastante lejanas a las de un valiente y justo libertador.
"Tuve varias lecturas de Sañudo -dice Rosero-. La primera fue de desconcierto y de incredulidad. Luego comprobé que Sañudo corrobora lo que la memoria del pueblo grita, de generación en generación. Su trabajo está cimentado en documentos y testimonios de gente que luchó con Bolívar. No es un historiador dedicado, como tantos otros, a excusar los gravísimos hechos de Bolívar. Por eso, el mundo le cayó encima, pero nadie ha podido desvirtuar su obra".
Para Rosero, la historia oficial -esa que la mayoría conoce- es una fábula de tontos y para tontos. Por encima de Bolívar, afirma, habría que rescatar a los verdaderos héroes, "como Nariño, Sucre, Piar, Córdoba, o a Agustín Agualongo (de quien había intentado sin éxito hacer una novela), todos con más méritos que el propio Bolívar". Es una posición. La suya. Y parece estar listo para el debate.
Como siempre en las obras de Evelio Rosero, la estructura en La carroza de Bolívar está tan trabajada que el resultado es un ensamble exacto. Esta vez la novela se sitúa en 1966 (año de la llegada de Rosero a Pasto, con 8 años) y tiene a un médico ginecólogo, Justo Pastor Proceso, como uno de sus personajes principales.
En medio de asuntos personales, de infidelidades sobre todo, el ginecólogo se empeña en develar la que para él es la verdadera faceta ruin de Bolívar. Llegará la fecha del Carnaval de Negros y Blancos, fiesta central en la ciudad nariñense, y aparecerá la idea de hacer una carroza burlándose del Libertador. Entran ahí más personajes en acción, unos a favor, otros en contra del reconocido héroe.
"El gran reto para mi obra era llevar toda la información histórica al plano literario -explica el autor-. Al fin y al cabo, estaba escribiendo una novela, no un ensayo histórico, o un pasquín, o un libelo".
Además de su interés por Bolívar, se sumó el de escribir sobre el Carnaval de Negros y Blancos, un tema al que Rosero también se había acercado en obras anteriores, como Las muertes de fiesta, pero -según él- sin buenos resultados. Por eso se sentía con una suerte de "derrota literaria": la de escribir sobre Agualongo, por un lado, y sobre el carnaval, por otro. "Ambas derrotas me sirvieron para finalmente apuntalar la trama de La carroza de Bolívar".
La novela narra de forma paralela la historia de carnavales (en el 66) y la de Bolívar "y sus desmanes" en 1822. Son los personajes quienes se encargan de entrelazar los dos argumentos, personajes con fuerza y credibilidad, algo sombríos, como siempre pasa con Rosero. Si bien él acepta que no se divierte escribiendo, sí reconoce que entre sus personajes se siente como pez en el agua. "Soy un escritor que trabaja con base en la imaginación. Por eso, atenerme a la historia y a lo que de verdad ocurrió fue difícil.
Pero me impuse ese orden: primero la historia y lo que sucedió, después la ficción". Pero los personajes del libro, ¿son de verdad ficción? "Creo que no. Se mueven y respiran en los carnavales de Pasto, desde que el carnaval empezó".
Cuando el lector se encuentre con La carroza de Bolívar sentirá una conexión natural con las obras anteriores de Rosero, sobre todo con las dos anteriores novelas: En el lejero y Los ejércitos. Ahí está el país. Con su particular manera.
"Podría decir que el mundo temático de la última, Bolívar, la Independencia, es la causa del mundo de las dos primeras, el secuestro, la lucha fratricida", dice el autor, que durante varios años estuvo concentrado en crear literatura para niños (aunque tampoco a la manera clásica de historias de hadas: los suyos eran niños como en verdad son, un tanto crueles, también tiernos).
Después de esta última etapa, Rosero dice que no quisiera volver más a escribir del país, que tal vez quisiera revivir la etapa de literatura infantil, aunque ya perdió esa alegría. "La literatura para niños es libertad pura. El país no. Mis obras para niños se han reeditado, para mi suerte, y gracias a ellas pude sobrevivir y escribir mis novelas".
La carroza de Bolívar empezó a escribirla en el 2008, justo después de recibir por parte de la crítica nacional e internacional los mejores elogios por Los ejércitos (que también obtuvo el Foreign Fiction Prize). La acabó el año pasado y -con un poco de ese humor que aparece en sus libros- dice que hubiera querido tenerla lista para el 2010, fecha en que se cumplían los 200 años de Independencia en el país, "pero así no lo quiso la literatura...".
Rosero se concentra en la escritura. Sabe cuándo empieza un libro, pero no cuándo termina. "La escritura es una necesidad para mí, pero también un esfuerzo permanente, doloroso".
El tema de este nuevo libro puede causar polémica. Él lo sabe, pero confiesa que no ha sido su propósito causar líos ni resquemores. "Yo invito a una reflexión sobre nuestro pasado, y estoy dispuesto a oír cualquier otra reflexión, por más opuesta que sea. Solo de ese modo, escuchándonos, podremos lograr algo distinto a lo que ahora vivimos", concluye Evelio Rosero, que confiesa no tener un libro en ciernes. Por ahora está dedicado a la felicidad de leer.
María Paulina Ortiz
Redacción EL TIEMPO