Parece mentira. Toda la vida viviendo entre ellos, y todavía no conocen la mentalidad de los capitalistas. Todavía se hacen la ilusión -o fingen que se hacen la ilusión- de que si les dan más exenciones e incentivos tributarios, en reciprocidad agradecida van a crear empleos. No se han dado cuenta de que los capitalistas no están interesados en crear empleos, sino en reducirlos. ¿No han visto en qué consiste el rescate de una empresa en dificultades? En echar gente a la calle. Toda fusión, toda escisión, toda adquisición, toda modernización, toda racionalización de empresas se logra así: echando gente a la calle. Y a eso se lo llama "sanearlas", y se dice que se están generando "sinergias". Y toda subvención se va por ese caño. Si ahora, como están proponiendo todos los candidatos presidenciales (con excepción de Petro) desmontan los tributos parafiscales con el objetivo o el pretexto de abaratarles a los empresarios la contratación de trabajadores, ellos simplemente pasarán ese ahorro a la columna de ganancias, y no a la de generación de empleo. (Columna que no existe, salvo en la publicidad de las empresas). ¿Es que no los conocen?
Que así actúen los empresarios capitalistas es normal. Su propósito es la maximización de la ganancia, no la ayuda al prójimo. Esta solo la practican, al menos en apariencia -dar becas, cosas así-, a cambio de exenciones de impuestos. Es decir, la cobran. Pero en cambio no es normal que así piensen también los candidatos a gobernar el país. Porque para el país tomado en su conjunto el desempleo sí es un problema: un gravísimo problema social, económico y político. Un solo ejemplo: los desempleados, los sin trabajo, constituyen el ejército de reserva de la violencia en todas sus manifestaciones. En el campo, solo el paramilitarismo y la guerrilla dan empleo estable. En la ciudad, solo la delincuencia. El que genera el narcotráfico, que es mucho -a todo lo largo de la cadena, desde los raspachines hasta los pilotos, pasando por los sicarios-, es inestable, porque es ilegal y en consecuencia perseguido.Todos los candidatos se dicen, pues, partidarios de crear empleo a través de ayudas a los empresarios, como si no los conocieran. Y por lo visto solo Gustavo Petro entiende que el problema no es solo de empleo asalariado sino también de trabajo: trabajo independiente, en la ciudad y el campo. Dice Petro que "la mejor política de empleo es subir los ingresos de los trabajadores, pues amplía la demanda y el mercado interno, e incentiva que haya empresas para satisfacerlo". Ampliar la demanda: anatema para los neoliberales que desde hace décadas nos gobiernan. Ampliar el mercado interno: tabú para esos mismos, que solo quieren ver el mercado de las exportaciones. Como si no supieran -o no quisieran saber- que todos los países que se han desarrollado económicamente lo han hecho a la vez sobre las dos patas de la demanda interna y el comercio exterior.
Tercia Rodrigo Botero, el antiguo ministro de Hacienda que le pone rostro humano a esa ciencia económica que
Disraeli llamó "lúgubre". Botero, el profeta en Colombia del neoliberalismo desde los tiempos en que se llamaba desarrollismo, en los años de "la sabiduría económica de las dictaduras del Cono Sur", cuando era el caballito de batalla de todas las derechas del continente inspiradas por los 'Chicago boys' de Milton Friedman. Tercia Rodrigo Botero, contando en una entrevista que acaba de inventar una receta habilidosa, de prestidigitador, para ayudar a los empresarios a crear empleo (¡como si no los conociera!) sin necesidad de enfrentar el lío político del desmonte de los impuestos parafiscales que sostienen el Sena, los seguros sociales, etcétera. El truco consiste en no desmontarlos a priori, sino en descontárselos a posteriori a las empresas de sus impuestos. Con lo cual -y parece mentira que tampoco Botero conozca a los capitalistas- los empresarios se tomarán unas merecidas vacaciones en Miami para gastarse la plata del descuento, y el faltante en impuestos lo pagaremos los demás.
Reconoce Botero que la idea milagrosa no se le ocurrió a él solo. La pulió al alimón con otro neoliberal de pro: el argentino Domingo Cavallo, que como presidente del Banco Central durante la última dictadura militar argentina y luego como ministro de Economía de Carlos Menem diseñó las "políticas de ajuste" que enriquecieron a los banqueros y a los agroexportadores y llevaron el desempleo en la Argentina a la tasa sin precedentes del 20 por ciento.
Dios los cría y ellos se juntan.
Le dijo Botero en su entrevista a María Isabel Rueda:
- Hoy no tenemos Tratado de libre Comercio con Estados Unidos por el proteccionismo agrícola.
Le faltó a la periodista hacerle la contrapregunta obvia: ¿el proteccionismo de quién? Pues si hay hoy en el mundo una economía ultraprotegida e hipersubvencionada es la de los Estados Unidos: desde la agricultura y la ganadería hasta el sector financiero, pasando por la industria pesada y ligera, y hasta por las artes y el entretenimiento. Rodrigo Botero vive en Boston. Pero, por lo visto, tampoco conoce los Estados Unidos.
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