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domingo, 10 de julio de 2011

Una Visión Revisionista de la Edad Media


Tomado de Telarañadedeuda!
Los libros escolares modernos generalmente retratan a la Edad Media como una época de pobreza, atraso y esclavitud económica, de la que la gente sólo fue liberada por la Revolución Industrial; pero fiables historiadores antiguos retrataron un cuadro bastante diferente. Estaban la Peste Negra y otros flagelos a los cuales enfrentarse, pero la economía como tal, evidentemente, proveía condiciones para una vida muy llevadera. Thorold Rogers, un historiador de Oxford del siglo XIX, escribió que en la Edad Media, «un trabajador podía proporcionar todo lo necesario para su familia por un año con 14 semanas de trabajo». ¡Catorce semanas es sólo el cuarto de un año! El resto del tiempo, algunos hombres trabajaban para sí mismos, algunos estudiaban, algunos pescaban. Algunos ayudaron a construir las catedrales que aparecieron por toda Alemania, Francia e Inglaterra durante este período, grandes obras de arte fueron construidas principalmente con trabajo voluntario. 
Algunos utilizaron su tiempo libre para visitar estos santuarios. Cien mil peregrinos tenían la riqueza y el tiempo libre para visitar Canterbury y otros santuarios anualmente. William Cobbett, autor de la categórica History of the Reformation (Historia de la Reforma), escribió que la Catedral de Winchester «se construyó cuando no había tasas de pobreza; cuando cada trabajador en Inglaterra estaba vestido con un buen paño de lana, y cuando todos tenían suficiente carne y pan…» El dinero estaba disponible para las invenciones y el arte, apoyando a los Miguel Ángeles, Rembrandts, Shakespeares y Newtons de este periodo.[12]
Al Renacimiento se lo suele considerar como el florecimiento de la edad, pero el sistema universitario, el gobierno representativo en un Parlamento, el sistema inglés de derecho común y los cimientos de un gran movimiento literario y espiritual, se encontraban en su lugar para el siglo XIII, y la educación era avanzada y ampliamente extendida. Como un estudioso de la época observa:
Somos muy propensos a considerar que sólo en nuestro tiempo algo como la educación pública ha llegado a existir. Cuando de hecho, la educación ofrecida a la gente en los pequeños pueblos de la Edad Media, representa un ideal de elevación educacional para las masas como nunca se ha logrado ni de cerca en los siglos siguientes. El siglo XIII desarrolló el mayor conjunto de escuelas técnicas que el mundo jamás haya conocido. [...] Estas ciudades medievales [...] durante el curso de la construcción de sus catedrales, de sus edificios públicos y de diversos y magníficos edificios de realeza y para la nobleza, tuvieron éxito en lograr resultados artísticos tales que, el mundo desde entonces los ha tenido en admiración.[13]
La gente del común, tenía ocio, educación, arte y seguridad económica. Según The Catholic Encyclopedia (La Enciclopedia Católica):
Historiadores económicos como Rogers y Gibbins declaran que du-rante el mejor período de la Edad Media, digamos, del siglo XIII al siglo XV inclusive, no existía la pobreza sin esperanza, ni una semi-inanición crónica en ninguna clase, como la que existe hoy entre grandes clases en las grandes ciudades. [...] En la Edad Media no existía una clase parecida a nuestro proletariado, que no tiene seguridad, ni lugar definido, ni reclamación en ninguna organización o institución del organismo socio-económico.[14]
Richard Hoskins atribuye este largo período de prosperidad a la ausencia de la práctica de los préstamos usureros.[15] En lugar de tener que pedir prestado el oro de los prestamistas, la gente dependía en gran medida de los talonarios libres de interés. A diferencia del oro, los talonarios no podían llegar a ser escasos y, a diferencia del papel moneda, no podían ser falsificados o multiplicados por arte de magia. Eran simplemente una unidad de medida, un cotejo de los bienes y servicios intercambiados. El sistema de talonario evitaba tanto las depresiones derivadas de la escasez de oro, como las inflaciones resultantes de la impresión de dinero de papel por fuera de toda proporción frente a los bienes y servicios disponibles para la venta. Puesto que los talonarios surgieron en conjunto con los bienes y servicios, la oferta y la demanda se incrementaron simultáneamente y los precios se mantuvieron estables. El sistema de talonario proporcionó una forma orgánica de dinero que se expandía naturalmente mientras el comercio se incrementaba y se contraía naturalmente cuando los impuestos se pagaban. Los banqueros no tenían que reunirse a puerta cerrada para fijar las tasas de interés y manipular los mercados para conservar la oferta monetaria en equilibrio. Esta se balanceaba de la forma en la que lo hacen los saldos de una chequera, como una simple cuestión de matemáticas. El sistema de talonarios emitidos por el Gobierno mantuvo a la economía británica estable y próspera hasta la mitad del siglo XVII, cuando Oliver Cromwell necesitó dinero para financiar una revuelta contra la monarquía Estuardo…
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Ellen Brown desarrolló sus habilidades de investigación como abogada litigante en derecho civil en Los Ángeles. En Telaraña de Deuda (Web of Debt), su último de once libros, aplica esas habilidades en el análisis de la Reserva Federal y el ‘conglomerado del dinero’. Muestra cómo este cartel privado ha usurpado el poder de crear dinero de manos de la gente, y cómo nosotros, la gente, podemos recuperarlo. Sus sitios web son www.telaranadedeuda.comwww.webofdebt.com ywww.ellenbrown.com
Es columnista habitual de Truthout, Huffington PostYes!Seeking Alpha y Global Research, y presidenta del Public Banking Institute (Instituto de la Banca Pública),publicbankinginstitute.org




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