Estas "crisis" políticas internas y externas tan novedosas, tan curiosas y típicas de los meses previos a elecciones, realmente si pueden tener una utilidad práctica en nuestra vida diaria: Evidenciar la cantidad de ineptos e imbéciles que todavía seguimos en redes sociales, para darnos una oportunidad de "filtrar" nuestra lista de "amigos" y de paso, liberar las pesadas páginas de inicio de información innecesaria, vacía y denigrante que nos quita segundos preciosos y nos lleva a discusiones cíclicas que solo le sirven a la estrategia de disociación utilizada por nuestra clase política.
Lejos están los días en los que borrar o eliminar el contenido de nuestros "amigos" en redes, era una señal de ruptura o de ofensa a las relaciones potenciales y esenciales que tenemos con ellos. Hace rato espero que las personas que se molestan con mis comentarios, me hayan bloqueado o eliminado pues no me interesa ser leído por personas que se molestan con un mensaje en el muro o un tweet. Y promuevo estos filtros no porque desprecie la diferencia sino al contrario porque la valoro como nada en este mundo. Tengo el placer de saber de muchas personas por sus comentarios cotidianos o excesivamente cotidianos, a pesar que me parezca tonta su intención de ponerle un espejo a su vida en las redes. Sin embargo, no se meten conmigo ni con mis creencias, no me siento atacado y al contrario, de vez en cuando me entero que un gran amigo o amiga que no veo hace mucho tiempo está pasándola de puta madre así sea disfrutando comida rápida basura en la cama.
Tampoco se trata de incluir la regla familiar de no hablar de política o religión entre cercanos para no herir susceptibilidades. Las redes, queramos o no, son el medio principal de acceso a información que tienen las personas y si en una página de inicio, alguien desinformado puede encontrarse un artículo o una opinión sustentada y orientada hacia generar pensamiento crítico, entonces tenemos acá una posibilidad coherente para promover y generar de manera colectiva una nueva forma de discutir, debatir y avanzar hacia mejores y prósperos propósitos colectivos. A pesar de la distorsión informativa de las redes, varias campañas y movimientos sólidos y coherentes han podido aprovechar realmente la plataforma de redes para amplificar luchas y debates necesarios y todavía excluidos de los medios de información tradicional.
Sin embargo, la distorsión informativa es demasiado poderosa y tendemos a culpar a las mismas redes de ello. No reconocemos que somos nosotros quienes construimos la información de las redes y tenemos la posibilidad de seleccionar y organizar la información que queremos recibir y que nos puede llevar a ese propósito de ser una audiencia activa que construye inclusive a partir de redes.
Por eso mi sugerencia no trata de nuevo de convertirnos en obstinados y pedantes usuarios que seleccionan de acuerdo a su interés egoísta, sino se trata de convertirnos entre todos en una red social más influyente y más relevante de acuerdo a un interés colectivo. Facebook o Twitter podrán tener los derechos sobre todas nuestras publicaciones, pero todavía no escogen lo que publicamos y a quienes leemos. Si nos tomaramos la tarea de transformar nuestros hábitos de uso y lectura en las redes sociales, podríamos con mayor velocidad generar y organizar proyectos realmente vivenciales e y relevantes.
¿Por qué en época de elecciones la tarea se hace más fácil?
Porque son épocas donde la difusión de información vacía llena de significados abiertos y utilizados por los políticos y simpatizantes a su manera, lo que nos muestra claramente donde están todavía los usuarios que continúan contaminando las redes de mensajes de disociación y polarización directos y/o sutiles que nos mantienen en un nivel de queja y pesimismo colectivo eterno, generando discusiones y rupturas inútiles entre egos y discursos heredados desde hace dos siglos.
Un ejemplo práctico que encontré hoy y que inspiro esta publicación es el siguiente:
Auschwitz = Venezuela. ¿Tengo que explicar algo al respecto?
Pero a continuación viene una simple foto que sola por sí misma, se ha visto en Colombia muchas veces, y es la forma de asociar al alcalde de turno con un demonio del pasado al que quien publica teme. Pero es el comentario que viene debajo que amplifica el peligro de generar comparaciones donde no las puede haber.
Tanto que miramos con pesar y terror lo que pasa en Venezuela.... Cuando acá vamos por el mismo camino.... La izquierda y su tenebroso aliado... La ignorancia del pueblo......
En este caso, lo menos importante es lo más obvio: Que todavía un ex-guerrillero desmovilizado en un proceso estatal, siga siendo señalado como terrorista o se genere una relación inmediata y desproporcionada entre lo que pasa en Venezuela y lo que pasa en Bogotá. Lo peligroso e importante para rescatar es que no cientos sino miles de personas desmovilizadas en el mismo proceso y de los cuales la gran mayoría han vivido una vida cívica correcta, pagan impuestos e inclusive, han dejado los laureles de la política, tengan que ser después de tantos años, nuevamente señalados y relacionados no solo con Petro, no solo con la izquierda o con la guerrilla Colombiana, sino adicionalmente con el fenómeno Venezuela. Es desproporcionado, es peligroso y es una gran muestra de ineptitud de quienes lo publican.
Afortunadamente para mi, estas personas como las que siguen despotricando memes ridículos sobre Uribe sin ninguna sustancia, y solo dándole más popularidad, hasta el día de hoy han sido mis amigos en facebook. ¿Alguien me acompaña en esta odisea de rediseñar las redes por nuestra cuenta?