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John Perkins escribio el libro que se comenta en el video, donde denuncia de que manera los EE.UU. a través de sus multinacionales ha estorsionado a los gobiernos del mundo para aprovecharse de ellos. John Perkins formó parte de todo este tinglado hasta que, después de lo de las torres gemelas de Nueva York, decidió denunciarlo por tener conciencia de que esa manera de actuar era propia de criminales. Fue entrevistado por Peter Joseph para Zeitgeist Addendum, en donde explicaba en que consiste la labor de un Sicario Económico y cual es la definición de la corporatocracia.
Libro escrito por John Perkins
Comentado por: Sergio Clavijo
(Comentario Publicado en la Revista Carta Financiera, ANIF, Junio-Agosto 2006)
Una cosa es que a uno lo retiren del cargo y, en retaliación, el personaje se “dispare” contra la institución que lo vio y ayudó a crecer profesionalmente –el caso de W. Easterly (2006) contra el Banco Mundial–, pero otra muy distinta es que el karma moral interno lleve a alguien a renunciar a su cómoda e interesante vida de banquero de inversión para proceder a denunciar el conspicuo mundo de la consultoría internacional. Pues bien, este último caso ha sido el de John Perkins, quien construyó una exitosa vida como consultor internacional durante más de tres décadas (1968-2004) y quien tuvo que batallarse internamente durante la última para lograr, finalmente, escribir este fascinante libro sobre su vida como “Economic Hit Man (EHM)” (... un sicario económico).
Aunque el lector bien puede cuestionar los sentimientos morales de Perkins (y la verdad en muchas ocasiones ese EHM en realidad no hace nada diferente que responder a los incentivos del mercado de la consultoría internacional), no cabe duda de que los relatos históricos ocurren con gran precisión y detalle. Esto reafirma, en cada pagina, que Perkins efectivamente estuvo allá, aunque él mismo no lograra entender (como lo reconoce a lo largo de todo el texto) la magnitud histórica de los eventos que protagonizaba, a saber:
Entrevista encontrada en youtube a la misma periodista
• El apuntalamiento del golpe militar del general Suharto (en 1968) a través del apoyo del Pentágono mediante proyectos de inversión que Perkins evaluó (y ayudó a
sobredimensionar)desde su visita a Jakarta en el verano de 1971; Suharto y su familia permanecerían en el poder “corpocrático” hasta la crisis de 1997-1998;
• Su experiencia como Peace Corps en la selva amazónica y petrolera de Ecuador (1968)y sus alianzas con USAID, el conocido Instituto Linguístico de Verano y el Banco de Desarrollo Asiático le permitieron ayudar a posicionar la firma MAIN no sólo en el sureste asiático (amenazado efectivamente por el comunismo), sino en el Medio Oriente, especialmente con el Sha de Irán. Perkins se paseaba como Chief Economist por todo el mundo, siguiendo el modelo de Robert McNamara, quien logró acomodar en corto tiempo los sombreros de presidente de la Ford, ministro de Defensa y presidente del Banco Mundial. Poco ha cambiado el alter ego de los asesores de las épocas de Kennedy respecto de los del actual Bush (donde el también viceministro de Defensa Wolfowitz acaba de empezar a ejercer como presidente del Banco Mundial). París ardía en 1968 por razones filosóficas y volvió a explotar en 2006, pero esta vez por razones de índole laboral; Washington lideraba en 1968 a través del Pentágono y de los Perkins, al igual que ocurre en el Afganistán-Irak-Irán de 2006. Casi nada nuevo bajo el sol.
• Pero donde Perkins nos toca el corazón latino es, primero, con sus detallados relatos de lo que fue su conocimiento de primera mano del “Presidente Héroe de Panamá: Omar Torrijos”, quien asumió el poder en 1968 tras darle golpe de Estado a Arnulfo Arias, y, segundo, con su traumática experiencia con la política de nacionalización de hidrocarburos de Jaime Roldós (en 1979-1980), la cual le llenó la copa y lo llevó a renunciar ante su firma MAIN, habiendo conquistado cargos de alta dirección. A Perkins le impactó la honestidad intelectual de los dirigentes Torrijos-Roldós y se sintió incapaz de falsear sus informes o de insinuar programas de inversión que ni Panamá ni Ecuador necesitaban, pero que eran presionados por el Pentágono y las multilaterales. Perkins argumenta que las muertes “accidentales” de Roldós (mayo de 1981) y Torrijos (junio de 1981) no fueron tales; éstas dieron inicio histórico a desastres mayores en cabeza de la profunda inestabilidad política de Ecuador (de la cual sólo recordamos los eventos 2000-2006, incluyendo la “nueva” política de nacionalización petrolera) y el bochornoso episodio del “destacado” general Noriega (1984-1989), que culminaría con una nueva invasión de Panamá y éste como “prisionero de guerra” condenado a cuarenta años de prisión.
Un episodio de especial deleite para el lector es el relacionado con el encuentro de Perkins nada más ni nada menos que con Graham Greene, precisamente en la Panamá de 1975 (recién escrito su libro Nuestro hombre en la Habana). Este encuentro inspiró a Perkins para pedir públicamente (desde “Wall Street”) que el presidente Carter respetara la autonomía de Panamá sobre el canal, en momentos en que se negociaba su “devolución” desde la toma de 1903 a manos de Roosevelt sobre Colombia.
En el libro de Perkins, Colombia aparece como un país mucho menos “interesante” que
Irán, Egipto o, para el caso, Panamá o Ecuador, pues aquí no ocurrían “golpes de Estado”, sino un equilibrio democrático muy difícil de entender para el visitante ocasional. El tema de las hidroeléctricas trajo a Perkins a Colombia en 1977, cuando Colombia era descrita como “la piedra angular (política) de América Latina”. Curiosamente esto ocurría al tiempo que en el país: 1) repuntaba la violencia guerrillera y paramilitar; 2) se organizaban los carteles de la droga, tomándose por igual los equipos de fútbol y el Congreso, y 3) se exacerbaban los desequilibrios fiscales de forma estructural.
El recorrido de Perkins, autocalificado como el de un “sicario económico” que terminó beneficiando empresas de asesoría económica internacional (con grandes tentáculos alrededor del Pentágono y las multilaterales) es, en fin, un fascinante relato de los eventos históricos más importantes del período 1968-2004, donde se encuentran lecciones morales muy profundas. Treinta años después, la situación política y social de Irán, Irak, Egipto, Ecuador, Panamá y Colombia, en realidad, poco han cambiado. Colombia sigue posando como “la piedra angular” del ordenamiento político de la región; Ecuador continúa debatiéndose entre la pobreza física y técnica (al igual que Bolivia) acerca de cual debe ser su política energética, e Irán-Irak son los puntos débiles del equilibrio mundial en materia energética.
Por último, Perkins es reiterativo a lo largo de su libro de su convencimiento de que no se trata de que todos estos males provengan de una “teoría conspirativa” para mantener a todos estos países en la opresión política y en niveles de alta pobreza. Sencillamente está convencido de que el sistema de asesoría internacional, incluyendo el de las multilaterales, está operando de una forma en la cual los de abajo reciben muy pocos beneficios. Esta posición, políticamente mucho más avezada, no es en el fondo muy diferente de la decepción que han manifestado quienes trabajan desde las Naciones Unidas (Sachs, 2006) o desde la banca multilateral (Stiglitz, 2002; Easterly, 2006) acerca de la forma más efectiva de lucha contra la pobreza. Sólo que Perkins lo ha dicho de forma más cruda, pues en vez de usar el calificativo criollo de los asesores económicos internacionales como las geishas-económicas del establecimiento, ahora se ha atrevido a calificarlos como de verdaderos “sicarios económicos” y Perkins confiesa que él fue uno de ellos por cerca de tres décadas
(y... él bien sabrá por qué lo dice).
Referencias
Easterly, W. (2006), The White-Man’s Burden, New York.
Sachs, J. (2005), The End of Poverty: Economic Possibilities for Our Time, The Penguin Press.
Stiglitz, J. (2002), Globalization and Its Discontents, W.W. Norton & Co., Nueva York, Junio
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