Ya se le llama el otoño norteamericano. Un otoño que congrega a miles de norteamericanos en varias ciudades y pueblos en rechazo a la especulación financiera. Hay viejos, jóvenes, sindicalistas y desempleados que dicen ser “la voz del 99 por ciento del país, y no la del 1 por ciento que sigue enriqueciéndose”. Rebautizaron el Parque Zuccotti como Plaza de la Libertad, organizan debates, se suman los sindicatos y hasta estrenaron su propio medio de comunicación. Algo se mueve en Estados Unidos.
Dos campanas suenan cada día en Nueva York a eso de las nueve y media. Una para iniciar las operaciones bursátiles de los bancos al interior del edificio de la Bolsa; la otra, en las afueras para iniciar cada jornada de los ocupantes que desde el 17 de septiembre decidieron acampar en el distrito financiero del sur de Manhattan.
Las últimas semanas de septiembre la campanada de la Bolsa sólo sirvió para anunciar caídas en los valores en la peor semana desde octubre del 2008, cuando se inició la crisis económica. Según cálculos de la agencia Bloomberg se perdieron 3,4 millones de millones de dólares y en un solo día (jueves) el Dow Jones de Industriales perdió casi 400 puntos.
Afuera, los tañidos de la otra campana anuncian cada día que los manifestantes van al alza en varias ciudades de Estados Unidos. Si el llamado inicial era a reunir 20 mil indignados cuando se inició la protesta un sábado 17 de septiembre, este fin de semana ya se escuchan gritos que dicen ‘Wall Street is our street’ (Wall Street es nuestra calle) y ‘power to the people, not to the banks’ (poder al pueblo, no a los bancos) en unas 900 ciudades y pueblos a lo largo y ancho de Estados Unidos.
Manifestaciones similares se han extendido por todo el país. En Austin, Texas, Knoxville, Tennessee, Chicago, Illinois, Denver o Colorado. También en más de veinte pueblos de Florida y California. El viernes en Boston, Massachusetts, se congregaron un millar de personas en Dewey Square, muchas de las cuales decidieron quedarse acampando indefinidamente.
POR QUIEN DOBLAN LAS CAMPANAS
Según los medios masivos se trata de jóvenes blancos universitarios y cada imagen que nos muestran se los ve tocando un tambor o con un lienzo o gritándoles a la policía. Las imágenes que esconden son las de los choferes de buses neoyorkinos, de los jubilados que también están allí acampando o de los 20 mil que marcharon este miércoles 5 de octubre y tienen reales razones para indignarse de este modelo económico que en Chile tiene a uno de los suyos como presidente.
Michael Moore cuenta, a partir de datos de Forbes y PolitiFact que las 400 personas más ricas de Estados Unidos tienen más plata que los 150 millones de habitantes de la potencia del norte. El cineasta insiste: ¡Las 400 personas más ricas de este país, son más ricos que los 150 millones todos juntos!
La brecha económica es brutal. Este año el país promotor de tratados de libre comercio tiene su peor índice de pobreza en 50 años: 46 millones de personas (15% de la población) son pobres.
Otro 9% está desempleado y unas 50 millones de personas no tienen seguro médico. Además, el ingreso real familiar descendió en 6,4% el último año y el 7% de niñas y niños viven en la pobreza.
En cambio el Tesoro público fue generoso con la banca privada. El 2008 el plan de rescate del sistema bancario costó más de 700.000 millones de dólares.
Así las cosas el Bank of America, Wells Fargo, JP Morgan Chase o el Citigroup mantienen gorditos a sus ejecutivos. Un reciente reportaje publicado por The Wall Street Journal da cuenta de cómo 15 ejecutivos de grandes firmas financieras y constructoras, como los presidentes de Lehman Brothers y Bear Stearns, se llevaron cada uno más de 100 millones de dólares en compensaciones y dividendos de acciones en los comienzos de la crisis de mercados. Los accionistas minoritarios en cambio vieron una caída del 90 por ciento en el valor de sus acciones.
En la misma ciudad que fue partera de las protestas unas 667 mil personas tienen un capital arriba de un millón de dólares, así es la urbe con la mayor cantidad de ricos de Estados Unidos.
APOYO DE SINDICATOS EN NUEVA YORK
El miércoles 5 de octubre ente los 20 mil manifestantes que recorrieron la ciudad no sólo estaban los jóvenes que iniciaron la ocupación, sino que llegaron a Foley Square, epicentro de la protesta, sindicalistas y migrantes para solidarizar con el movimiento. Al final todos juntos marcharon hacia el distrito financiero.
Desde el lunes habían expresado su solidaridad el Sindicato de Trabajadores de la Salud Seiu 1199, que luego de dar su apoyo se comprometió con la alimentación de los manifestantes y enviar enfermeros para entrenar en primeros auxilios.
También llegaron los del Sindicato de los Trabajadores del Transporte (TWU), quienes también se están poniendo con la alimentación y prestan servicios al movimiento. Christine Williams, afiliada del TWU, dijo que la gente “por fin había despertado. Y nosotros estamos aquí, nos quedaremos aquí y no nos iremos a otra parte”.
El portavoz TWU Jim Gannon declaró al Village Voice que “se ha aprobado una moción de apoyo a los objetivos de la protesta. No sé por qué hemos tardado tanto en hacerlo”.
Si de indignados se trata, unos 200 representantes de la comunidad haitiana de Nueva York cruzaron el puente Brooklyn y llegaron a la Plaza Libertad coreando “Ocupa Wall Street, no a Haití”.
“Los mismos banqueros y capitalistas que están llevando a los estadounidenses a la pobreza, a la deuda y (a dejarlos) sin techo han empobrecido a los haitianos durante décadas… la comunidad haitiana demostrará su solidaridad con los miles que se están levantando contra la avaricia y crisis capitalista” -declararon los haitianos en un comunicado público.
También se han hecho presentes la asociación de porteros de la ciudad, la de los guardas de seguridad y la de los trabajadores de mantenimiento. La explanada de la Plaza de la Libertad acoge a estudiantes, sindicalistas, desempleados, religiosos, profesionales, ambientalistas, veteranos de guerra o una brigada de abuelas por la paz.
“Espero que este movimiento fuerce al gobierno a hacer leyes que ayuden a distribuir de manera más equitativa la riqueza que ahora está siendo… ‘robada’ quizá no sea la palabra pero por ahí va” -opina Ellen Blye, médico que asistió a la manifestación invitada por el colectivo Moveon.org. “Nadie ha pagado por los crímenes que se han cometido en el sector financiero” -recalcó.
FOROS, DEBATES Y SOLIDARIDAD
Cada día se organizan foros y debates. Así los manifestantes aprendieron del movimiento de resistencia griego de parte de dos académicos helenos, comparten la experiencia de los profesores de la City University de Nueva York y el domingo pasado recibieron la visita del Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, quien junto al también economista Jeff Madrick dieron una charla a viva voz ya que la policía impide usar megáfonos.
Stiglitz, quien fuera director del Banco Mundial, dijo que “hay un sistema en el que socializamos las pérdidas y privatizamos las ganancias (…) eso no es capitalismo, no es economía de mercado, es una economía distorsionada que si la continuamos no vamos a crecer, no vamos a crear una sociedad más justa“.
Luego agregó que “una de las cosas que hicieron los bancos fue explotar a los estadounidenses más pobres a través de préstamos. Nosotros lo sabíamos. Hubo gente que trató de pararlo, pero Wall Street usó su poder político para detener a los que querían detenerlos. El FBI les dijo a los poderes que había una epidemia de fraude en el mercado hipotecario en 2004. Washington y la Reserva Federal tenían el poder para hacer algo. No lo hicieron”.
El lingüista Noam Chomsky, profesor emérito del Departamento de Lingüística y Filosofía del MIT, también les hizo llegar un saludo: “Cualquiera que tenga los ojos abiertos sabe que el gangsterismo de Wall Street –y de las instituciones financieras en general– ha causado daños severos al pueblo norteamericano y al mundo. Y también deben saber que eso es algo que vienen haciendo desde hace 30 años. En este tiempo, su poder económico y político han aumentado radicalmente y en un círculo vicioso un 1 por ciento de la sociedad amasó una inmensa fortuna mientras el resto se precarizó, y todo con total impunidad: no sólo son lo suficientemente grandes como para caer, sino también para ser apresados”.
Chomsky agregó que “la corajuda y honorable protesta que se está desarrollando en Wall Street debería servir para llevar la atención pública hacia esta calamidad y dedicar esfuerzos para superarla y llevar a la sociedad hacia un curso más saludable”.
OCUPAS EN WASHINGTON
El jueves 6 de octubre activistas de Washington D.C. inauguraron la Freedom Plaza. Un día antes una manifestación de apoyo a los ocupantes de Wall Street reunió a unas 60 personas. El jueves eran un centenar y la asamblea de ayer sábado juntó a más de 300 personas que discuten una agenda y acciones a seguir.
Lydia, una manifestante, dijo: “Debemos dejar de invertir en privatizaciones. Debemos empezar a preocuparnos por el 99% de la población. Debemos empezar a invertir nuestro dinero en programas de asistencia social y a preocuparnos por la clase media y baja porque no seremos realmente un gran país hasta que todos seamos fuertes y prósperos”.
Otra ocupante, Marilee Eusebio, agregó que “estoy muy consternada con las mentiras que dicen en todos los niveles, y esto era algo que podía hacer. Algunos de mis amigos dicen que esto es una reedición de lo que hicimos durante Vietnam, pero eso tuvo consecuencias y realmente espero que esto y la gente de Wall Street nos mueva a hacer algo”.
Una mujer que llegó desde Kansas portaba una pancarta que decía: “Perdí mi trabajo, conseguí una ocupación”.
PRENSA PROPIA
Si en Chile hace poco nos enteramos de la ocupación del distrito financiero, en Estados Unidos los medios comenzaron a darle cobertura al movimiento desde que ocuparon el puente de Brooklyn el sábado 1 de octubre.
Ni cortos ni perezosos, los ocupantes sacaron esta semana su propio diario oficial: The Occupied Wall Street Journal. Con sólo cuatro páginas es distribuido entre los asistentes y ofrece información sobre los orígenes del movimiento, una guía para tontos, dan cobertura a las manifestaciones en Egipto, España y Grecia; y explican cómo se toman las decisiones.
¿Cuál es la principal demanda? De este movimiento se preguntarán muchos. La respuesta es múltiple y la pueden dar cada uno de los que día a día se suman a las ocupaciones en Estados Unidos. Hoy domingo se publicó una declaración de principios que explicita algunos de los motivos, que concluye que no es cerrada ni está completa.
The Occupied Wall Street Journal responde que es la pregunta del millón y que todavía no hay respuesta para ella. Sólo se constata que las campanadas que tañen por fuera de la estructura financiera cada día congregan a más feligreses.
Por Mauricio Becerra R.
@kalidoscop
El Ciudadano
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